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Venerar a la Niña Blanca no es una religión, es una creencia. Su adoración en México retoma fuerza, aunque nunca se fue, está con los mexicanos desde la época prehispánica
Una figura de aspecto enigmático que se ha convertido como un tabú, algunos ejerciéndola como un pendón para buscar inclusión en pandillistas o grupos delincuenciales y otros en busca de un bienestar a través de la fe