/ jueves 19 de abril de 2018

El Rincón de las Cactáceas Gigantes una zona natural declarada reserva ecológica

Se pueden encontrar plantas con 300 años de antigüedad y de dos metros y medio de alto

TIERRA BLANCA, Gto.- El Rincón de las Cactáceas Gigantes es una zona natural declarada reserva ecológica, ubicada en la comunidad Arroyo Seco, en Tierra Blanca, Guanajuato; única en todo México por contar con ejemplares de biznagas gigantes (Echinocactus platyacanthus), con más de dos metros y medio de altura y cerca de 300 años de antigüedad.

Este lugar cuenta con familias de 18 tipos de cactáceas diferentes y se encuentra a la altura del kilómetro 29.2 sobre la carretera Tierra Blanca-San José Iturbide, en la comunidad Arroyo Seco. Desde hace muchos años es un lugar resguardado por habitantes de la zona de origen otomí, quienes han sabido aprovechar los beneficios de la vegetación nativa para múltiples usos.

De acuerdo con Gligorio Rodríguez, uno de los responsables del Rincón de las Cactáceas, hace más de 10 años acudieron biólogos del gobierno, quienes estudiaron las biznagas gigantes y determinaron su edad en base al resultado de los estudios elaborados, donde se descubrió que las cactáceas crecen a alturas tan elevadas gracias a los minerales que se encuentran en la tierra de forma natural, así como a las condiciones climatológicas que perduran la mayor parte del año.


CRECEN MEDIO CENÍMETRO POR AÑO

Los biólogos descubrieron además, que las biznagas que cuentan con más de dos metros y medio de altura, tienen ya cerca de 300 años de edad, pues crecen aproximadamente medio centímetro por año durante la temporada de lluvia; pues su tejido vascular se encarga de absorber grandes cantidades de agua, lo cual incrementa el peso y tamaño en el cuerpo de la planta.

Es por ello que los ejemplares más altos de esta planta, también conocida como biznaga burra, corren el riesgo de colapsar, ya que su raíz únicamente alcanza un metro de profundidad y no soporta el gran peso de la gigantesca planta. Sin embargo, es el ciclo de vida natural de esta especie, de la cual se ha tenido registro de ejemplares que han llegado a medir hasta tres metros, con una edad aproximada de 450 años.

EL PASO CONSTANTE DE LOS HUMANOS PUEDE DAÑAR SUS RAÍCES

La rareza de estos ejemplares ha llamado la atención de muchas personas, quienes acuden a conocer la reserva y visitar los atractivos de la zona; no obstante, la abundante presencia de gente también es perjudicial para las cactáceas gigantes, pues el constante caminar humano en la cercanía de la planta puede ocasionar daños en su raíz; motivo por el cual este sitio no ha detonado totalmente como atractivo turístico, además de que algunos visitantes tienden a llevarse plantas o piedras del lugar.

Antes de ser un lugar protegido, las personas destruían intencionalmente las cactáceas para que sirvieran de alimento para sus animales; pero a pesar de ello, al paso del tiempo, algunas se recuperaban y brotaban retoños de nuevos cactus pequeños; siendo esa la manera en la que se fue reconstruyendo la flora, pues de algunas cactáceas pueden emerger hasta 16 retoños.

Por tal motivo ya no se permite la entrada a este lugar a animales de pastoreo, pues ha sido declarado como reserva, gracias al acercamiento que ha habido de las autoridades con la comunidad, pactando acuerdos para que se desarrollen acciones en la zona, que generen beneficios para sus habitantes, sin descuidar su sustentabilidad y preservación; pues a pesar de ser una zona semiárida los nativos han sabido sacar provecho de sus bondades.


OFRECEN CACTÁCEAS “FRUTA BORRACHA”

En los meses de mayo y junio las cactáceas dan una fruta muy dulce, parecida a una especie de tuna, llamada guamisha, que es recolectada por los encargados del lugar, para posteriormente venderla en el poblado, con la que se preparan deliciosas paletas, nieve y aguas frescas. La guamisha también es conocida como fruta borracha, porque debe consumirse antes de su madurez, ya que cuando lo hace se fermenta y elabora alcohol.

Durante el recorrido por la reserva del Rincón de las Cactáceas un guía explica la historia y características del sitio, en el que se pueden encontrar múltiples especies de cactus y plantas semidesérticas; además cuentan con una amplia variedad de atractivos, como los temazcales, zonas para acampar, recorridos guiados, venta de plantas medicinales y productos orgánicos como shampoo, pomadas y una amplia variedad de derivados de la vegetación de la región.


HAY CERCA DE 4 MIL CACTÁCEAS EN LA RESERVA

Hoy en día hay en la reserva cerca de cuatro mil cactáceas de un metro y medio de altura, sobreviviendo únicamente cerca de cuatro ejemplares que llegan o sobrepasan los dos metros de alto; mientras que la más grande con la que se cuenta actualmente mide poco más de dos metros y medio de altura.

La intención de los habitantes del lugar es mantener la reserva en las condiciones en las que se encuentra y protegerlo de los incendios, así como de invasiones que afecten el ecosistema, para que más personas puedan conocer esta maravilla natural de la zona noreste del estado de Guanajuato.

La entrada al Rincón de las Cactáceas Gigantes tiene un costo de 40 pesos por persona, los estudiantes sólo pagan la mitad y los niños menores de 10 años no pagan. Se brindan recorridos guiados todos los días del año desde las 8:00 horas en adelante; además las personas que deseen conocer más a fondo el lugar pueden solicitar el servicio de platillos tradicionales de la región. Se recomienda visitar la página de Facebook “Cactáceas gigantes de Guanajuato” o llamar al teléfono 4421382899 para informes y reservaciones.

TIERRA BLANCA, Gto.- El Rincón de las Cactáceas Gigantes es una zona natural declarada reserva ecológica, ubicada en la comunidad Arroyo Seco, en Tierra Blanca, Guanajuato; única en todo México por contar con ejemplares de biznagas gigantes (Echinocactus platyacanthus), con más de dos metros y medio de altura y cerca de 300 años de antigüedad.

Este lugar cuenta con familias de 18 tipos de cactáceas diferentes y se encuentra a la altura del kilómetro 29.2 sobre la carretera Tierra Blanca-San José Iturbide, en la comunidad Arroyo Seco. Desde hace muchos años es un lugar resguardado por habitantes de la zona de origen otomí, quienes han sabido aprovechar los beneficios de la vegetación nativa para múltiples usos.

De acuerdo con Gligorio Rodríguez, uno de los responsables del Rincón de las Cactáceas, hace más de 10 años acudieron biólogos del gobierno, quienes estudiaron las biznagas gigantes y determinaron su edad en base al resultado de los estudios elaborados, donde se descubrió que las cactáceas crecen a alturas tan elevadas gracias a los minerales que se encuentran en la tierra de forma natural, así como a las condiciones climatológicas que perduran la mayor parte del año.


CRECEN MEDIO CENÍMETRO POR AÑO

Los biólogos descubrieron además, que las biznagas que cuentan con más de dos metros y medio de altura, tienen ya cerca de 300 años de edad, pues crecen aproximadamente medio centímetro por año durante la temporada de lluvia; pues su tejido vascular se encarga de absorber grandes cantidades de agua, lo cual incrementa el peso y tamaño en el cuerpo de la planta.

Es por ello que los ejemplares más altos de esta planta, también conocida como biznaga burra, corren el riesgo de colapsar, ya que su raíz únicamente alcanza un metro de profundidad y no soporta el gran peso de la gigantesca planta. Sin embargo, es el ciclo de vida natural de esta especie, de la cual se ha tenido registro de ejemplares que han llegado a medir hasta tres metros, con una edad aproximada de 450 años.

EL PASO CONSTANTE DE LOS HUMANOS PUEDE DAÑAR SUS RAÍCES

La rareza de estos ejemplares ha llamado la atención de muchas personas, quienes acuden a conocer la reserva y visitar los atractivos de la zona; no obstante, la abundante presencia de gente también es perjudicial para las cactáceas gigantes, pues el constante caminar humano en la cercanía de la planta puede ocasionar daños en su raíz; motivo por el cual este sitio no ha detonado totalmente como atractivo turístico, además de que algunos visitantes tienden a llevarse plantas o piedras del lugar.

Antes de ser un lugar protegido, las personas destruían intencionalmente las cactáceas para que sirvieran de alimento para sus animales; pero a pesar de ello, al paso del tiempo, algunas se recuperaban y brotaban retoños de nuevos cactus pequeños; siendo esa la manera en la que se fue reconstruyendo la flora, pues de algunas cactáceas pueden emerger hasta 16 retoños.

Por tal motivo ya no se permite la entrada a este lugar a animales de pastoreo, pues ha sido declarado como reserva, gracias al acercamiento que ha habido de las autoridades con la comunidad, pactando acuerdos para que se desarrollen acciones en la zona, que generen beneficios para sus habitantes, sin descuidar su sustentabilidad y preservación; pues a pesar de ser una zona semiárida los nativos han sabido sacar provecho de sus bondades.


OFRECEN CACTÁCEAS “FRUTA BORRACHA”

En los meses de mayo y junio las cactáceas dan una fruta muy dulce, parecida a una especie de tuna, llamada guamisha, que es recolectada por los encargados del lugar, para posteriormente venderla en el poblado, con la que se preparan deliciosas paletas, nieve y aguas frescas. La guamisha también es conocida como fruta borracha, porque debe consumirse antes de su madurez, ya que cuando lo hace se fermenta y elabora alcohol.

Durante el recorrido por la reserva del Rincón de las Cactáceas un guía explica la historia y características del sitio, en el que se pueden encontrar múltiples especies de cactus y plantas semidesérticas; además cuentan con una amplia variedad de atractivos, como los temazcales, zonas para acampar, recorridos guiados, venta de plantas medicinales y productos orgánicos como shampoo, pomadas y una amplia variedad de derivados de la vegetación de la región.


HAY CERCA DE 4 MIL CACTÁCEAS EN LA RESERVA

Hoy en día hay en la reserva cerca de cuatro mil cactáceas de un metro y medio de altura, sobreviviendo únicamente cerca de cuatro ejemplares que llegan o sobrepasan los dos metros de alto; mientras que la más grande con la que se cuenta actualmente mide poco más de dos metros y medio de altura.

La intención de los habitantes del lugar es mantener la reserva en las condiciones en las que se encuentra y protegerlo de los incendios, así como de invasiones que afecten el ecosistema, para que más personas puedan conocer esta maravilla natural de la zona noreste del estado de Guanajuato.

La entrada al Rincón de las Cactáceas Gigantes tiene un costo de 40 pesos por persona, los estudiantes sólo pagan la mitad y los niños menores de 10 años no pagan. Se brindan recorridos guiados todos los días del año desde las 8:00 horas en adelante; además las personas que deseen conocer más a fondo el lugar pueden solicitar el servicio de platillos tradicionales de la región. Se recomienda visitar la página de Facebook “Cactáceas gigantes de Guanajuato” o llamar al teléfono 4421382899 para informes y reservaciones.

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