El crucero de la muerte

Es la zona donde se han registrado los accidentes carreteros más fuertes y sólo mencionarlo conlleva zozobra, se trata del “Crucero de la Muerte”

ULISES LÓPEZ

  · viernes 16 de agosto de 2019

“El Crucero de la Muerte” es una vía ubicada en el kilómetro 190 del tramo carretero Tuxtla-Ocozocoautla y funciona como un distribuidor vial que conduce a distintas zonas, por ello es un punto requerido y peligroso para transportistas.

A mano izquierda, conduce al municipio de Berriozábal, a la derecha a Ciudad Maya y si se conduce de frente incorpora de nuevo a la Carretera Internacional.

Algunos pobladores mencionan que el nombre fue acuñado, debido a las diversas fatalidades que se han registrado en esa zona, entre ellas el alto número de muertes por percances de tránsito.

Sin embargo, otros hacen referencia a las apariciones fantasmagóricas que orillan al conductor o chofer a hacer maniobras abruptas que terminan en una tragedia. Entre todo esto, lo verdaderamente comprobable es el alto índice de incidentes y fallecimientos por atropellamiento.



Solamente en 2018 se registraron más de 80 accidentes carreteros y hubo ocho pérdidas humanas y 22 atropellamientos a menores y adultos. En este punto no existen semáforos, vibradores o topes, por ello la ciudadanía que se dedica al comercio o a acude a su trabajo y se dirige a pie pone en riesgo su vida al pretender esquivar o ganar el paso a los vehículos. También, los estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria se unen al peligroso escenario. Tratan de llegar a tiempo y cruzan corriendo la enorme carretera, sin tener presente los riesgos que conlleva esta acción.

Al no haber un objeto que regule la velocidad, tanto los automovilistas y motociclistas no moderan la velocidad y se originan los percances. En esta arteria circulan transportes públicos que te llevan a diversas demarcaciones, entre ellas Berriozábal, Ocozocoautla, Ciudad Maya, Tuxtla Gutiérrez, Villaflores, Cintalapa, Arriaga, Coatzacoalcos y Nanchital, entre otros.

Al tomar todas estas rutas, esta región se convierte en un enorme distribuidor vial que es imprescindible para todos los sectores. Durante la noche, es muy silenciosa y los peatones comienzan a ser contados con los dedos de la mano.



En todo el perímetro no hay alumbrado público, así que el lugar queda en penumbra. Para fortuna de los lugareños que se atreven a caminar, por ratos el área es iluminada por los faros de los carros que circulan a exceso de velocidad y en ocasiones ni eso, así que son presa fácil de la delincuencia que, también adereza el peligro de esta demarcación.

Durante el 2018 se registró uno de los accidentes más impactantes. El 19 de noviembre, un vehículo de carga impactó por alcance a una Ford Explorer blanca, donde viajaba una familia originaria de Berriozábal. Tras el impacto, la camioneta dio varias vueltas hasta volcar sobre el asfalto. Resultaron malheridas nueve personas y perdió la vida un niño, de seis años de edad. La familia era originaria del barrio San Marcos y regresaba de una fiesta familiar.

Hasta el momento, ninguna autoridad ha tomado las medidas correspondientes para procurar disminuir el índice de accidentes, atropellamientos y asaltos en esta zona, por lo que, las cifras continúan subiendo y pueden romper récord en este año.