En la mayoría de los países productores de café, el enfoque del mecanismo de mercadeo está fuertemente orientado hacia la exportación. Esta dinámica, sin embargo, tiene un impacto directo en la calidad del café que permanece en el lugar de origen, generando un bajo consumo interno. México y Venezuela son dos ejemplos que ilustran esta tendencia, aunque Colombia destaca como una excepción en aumento.
En México, el consumo per cápita se acerca a los 1,6 kilos, según datos del 2020, cifra que experimenta un crecimiento anual, según indicaciones de expertos. Aunque México produce café de alta calidad, la mayor parte de su producción está destinada a la exportación. No obstante, el 97% de su café es de la variedad Arábica, lo que podría facilitar el acceso a café de calidad para el consumo interno.
Por otro lado, Perú, reconocido por su café de alta calidad, enfrenta un bajo consumo interno. El Plan Nacional de Acción del Café Peruano busca elevar el consumo al 30% para el año 2030. Sin embargo, entre 2008 y 2020, no se registró un aumento significativo en el consumo, manteniéndose estancado en 250 millones de sacos de 60 kilos de café verde.
En contraste, Colombia cerró el 2021 con un aumento significativo en el consumo interno, alcanzando los 2,8 kilos per cápita, un incremento del 96% respecto al año anterior. Este país, con una arraigada cultura cafetera, ha logrado impulsar su consumo interno gracias a iniciativas gubernamentales y sociales.
Otros países de la región presentan cifras diversas en cuanto al consumo per cápita anual de café. Guatemala registra 2 kilos, Costa Rica 3,7 kilos, y Venezuela 1,6 kilos. Brasil, siendo el mayor consumidor de café en la región y a nivel mundial, destaca con un consumo de casi 6 kilos per cápita anuales, con la expectativa de aumentar un 3% cada año. Este aumento se atribuye a las estrategias gubernamentales que han impulsado el consumo interno del café.
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La misión de aumentar el consumo interno de café en los países productores es un desafío constante que requiere acciones concertadas. La promoción efectiva del café de especialidad demanda un sector bien equipado y capacitado, según destaca Vera, representante del sector. Además, el valor del café también depende del consumidor, aquellos dispuestos a pagar por una taza de calidad.
Conscientes de la riqueza de su producto, los habitantes de los países productores tienen la oportunidad de impulsar la demanda interna y preservar la cultura cafetera, generando un impacto positivo en la economía y en la apreciación nacional de este producto tan preciado a nivel mundial.
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