Adriana Ruano ha ganado la medalla de oro en la prueba de foso femenino de los Juegos Olímpicos de París 2024, un día después del bronce obtenido por Jean Pierre Brol en la categoría masculina. Ruano brilló en la competición, batiendo el récord olímpico previamente establecido por la eslovaca Zuzana Rehak en Tokio 2020. La plata fue para Silvana Stanco (Italia) y el bronce para Penny Smith (Australia).
La historia de Adriana Ruano es un ejemplo inspirador de cómo un sueño puede transformarse en otro. Originalmente, Ruano aspiraba a ser gimnasta olímpica, siguiendo los pasos de Luisa Fernanda Portocarrero, quien compitió en Barcelona 1992. Sin embargo, veinte días antes del Mundial de Tokio 2011, donde debía buscar la clasificación para los Juegos Olímpicos de Londres 2012, Ruano fue diagnosticada con una grave lesión de columna. Los médicos le advirtieron que competir podría dejarla en silla de ruedas.
A pesar de su determinación inicial de competir a cualquier costo, Ruano decidió renunciar a su sueño de gimnasia. “Si se te pone una pared enfrente, puedes buscar otro camino”, explicó. Ese nuevo camino fue el tiro deportivo. Animada por Rodrigo Zachrisson, amigo de su hermano y tirador, Ruano encontró en este deporte una nueva pasión y una forma de terapia psicológica.
Comenzó a practicar tiro deportivo a finales de 2012 y su sueño olímpico resurgió. El momento decisivo llegó durante los Juegos de Río 2016, donde trabajó como voluntaria en el campo de tiro. Ver competir a Hebert y Enrique Brol, hermanos de Jean Pierre Brol, inspiró a Ruano a perseguir su nuevo sueño olímpico.
Adriana Ruano hizo realidad ese sueño en Tokio 2020, cerrando un círculo en la ciudad donde, diez años antes, debía competir en gimnasia artística. Ahora, con su medalla de oro en París 2024, Ruano ha demostrado su resiliencia y capacidad para reinventarse, convirtiéndose en un ejemplo de superación para muchos.
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