Recale masivo de sargazo, un problema que llegó para quedarse

De acuerdo con la abogada ambientalista Tania Mijares, el crecimiento descontrolado del sargazo seguirá siendo un problema mientras no se ataquen las causas de raíz

Bertha Becerra | El Sol de México

  · lunes 20 de junio de 2022

En México han surgido varios proyectos para utilizar las enormes cantidades de sargazo que arriban a las playas. / Foto: Roberto Hernández | El Sol de México

Desde hace años el recale masivo de sargazo es un problema en varios sentidos para México; sin embargo, para la abogada ambientalista Tania Mijares, directora de Relaciones Internacionales del despacho legal Bustamante y Freyre, es un fenómeno que llegó para quedarse.

El sargazo que por miles y miles de toneladas arriba al Caribe mexicano es un fenómeno natural que existe desde siempre. Las algas forman islas en el océano, que antes se perdían en la inmensidad y no molestaban a nadie. Hay crónicas de que Cristóbal Colón vio sargazo y decía "esas algas cafés que me siguen a todos lados": era sargazo.

Su presencia en el inigualable Caribe nos recuerda a los humanos que vivimos en un sistema donde todo lo que hacemos está interdependiente: todos los seres humanos estamos ligados con la naturaleza, sostiene la abogada Tania Mijares en entrevista con El Sol de México.

“En el desierto del Sahara se desprende arena que cruza el Océano Atlántico y esa arena alimenta al sargazo. Llega a Quintana Roo el sargazo por miles de toneladas y es imparable”.

Además, en la Amazonía están desforestando para hacer monocultivo de soya que van a vender a Europa, todo esos nutrientes que arrojan a los ríos van al océano y las algas aprovechan todos los nutrientes y siguen creciendo, explica Mijares.

Estas islas de algas llegan a nuestras playas en el Caribe de manera desastrosa. Esto tiene que ver con que huele mal y afea las cristalinas aguas y las blanquísimas playas.

Comenta que en Quintana Roo hay buenas ideas y proyectos para sacarlo y hacer como tipo adobe para construir casas.

“El problema es que llega muchísimo sargazo, miles de toneladas: la secretaría de Marina habló recientemente de 32 mil toneladas”.

Cuando llega a las playas casi se convierte en un asunto de justicia ambiental: se ponen barreras, se limpia, se habla de que tiene un componente importante de arsénico.

También llega a las zonas donde no hay turismo en grandes cantidades y la gente se queda muy sola en el acompañamiento. No les ayudan para sacar esas enormes cantidades de sargazo; se vuelve un gran problema.

“Obviamente lo que buscamos en el despacho son soluciones ambientales integrales y reducir los riesgos para nuestros clientes y aliados”, comentó.

Reducir los fertilizantes en la Amazonía para tener menos sargazo

"Nadie nos pregunta en el gobierno de Quintana Roo, ni en el gobierno federal, pero sí nos preguntaran les diríamos que se debe firmar un tratado binacional con Brasil para ver de qué manera podemos intercambiar tecnología, conocimientos; firmar convenios, acuerdos, para que reduzca el uso de fertilizantes, de pesticidas, que forzosamente llegan a las costas”.

¿El ingeniero Gerardo Noriega, de la Universidad de Chapingo, me comentó que el sargazo se puede utilizar como fertilizante, por sus altos contenidos de minerales?

–¡Claro¡ Sólo hay que quitar el exceso de arsénico que tiene. Ya hay la tecnología para hacer fertilizantes. El problema es que en Quintana Roo es tal la cantidad de sargazo, que las empresas no se dan abasto para darle salida una vez que lo recogen.

El ingenio, el conocimiento, la creatividad no tiene límite, pero el problema es la cantidad y la rapidez, la velocidad con la que llega a las playas en México, precisó.

Pero lo que me parece es que a pesar de que hay medidas y soluciones posibles para un problema que llegó para quedarse, hay que dar un paso más allá.

Nadie sabe cuántos miles de toneladas de sargazo llegan diario a Quintana Roo, pero son muchísimas.

¿Y el próximo año, qué?

–No podemos estar solamente inactivos sino tomar medidas preventivas que sean más profundas e ir a trabajar al origen.

¿Por qué?

–Es muy fácil decir: es el desierto del Sahara, es la Amazonía. ¿Y nosotros? Las descargas residuales que tenemos –a veces clandestinas– superan la norma, no cumplen con los lineamientos legales en los cuerpos de agua; es decir, se junto el hambre con la sed, como decía mi abuelita.



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