/ martes 26 de septiembre de 2017

Millenials, símbolo de cambio y unidad en México tras terremoto

Jóvenes llevan estos días la batuta de la solidaridad en un país traumatizado

Demoliendo la fama de individualistas e indiferentes de los "milenials", los jóvenes llevan estos días la batuta de la solidaridad en un país traumatizado por el fuerte terremoto que ha segado ya 333 vidas y pueden convertirse en un motor de cambio.

"Nos toman como muy apáticos, (...) pero esta fue la oportunidad para demostrarles de que a pesar de que somos jóvenes, vamos a dar todo por nuestro país", dijo a Efe Carlos Alberto Vázquez, recién licenciado en Relaciones Internacionales y voluntario en Álvaro Obregón 286, un edificio de Ciudad de México colapsado por el sismo.

Con un casco, chaleco y botas, Carlos Alberto hace cola junto a una cincuentena de personas, la mayoría de menos de 30 años, para poder entrar en la zona cero de este inmueble, donde se calcula que todavía hay alrededor de 35 personas sepultadas.

No tiene conocimientos específicos en obra ni en rescate, pero sí enormes ganas de ayudar. Con la indispensable vacuna antitetánica puesta y su nombre y número de teléfono pintados con un rotulador en el brazo, está listo para lo que considera un deber.

Hoy seguirá formando cadenas humanas para remover escombros o repartiendo comida con el resto de compañeros. Tal y como han hecho centenares de miles de jóvenes estos días en México, ante la que ha sido probablemente la peor tragedia que recuerdan.

Angélica Rodríguez tiene 22 años y es estudiante de Derecho. Lleva varios días de voluntaria.

"Yo sí estuviera en una situación similar me gustaría recibir apoyo", consideró esta joven, quien dijo estar "de contrabando", porque sus padres no le dejan ayudar a pie de derrumbe, por miedo a que le pueda pasar algo.

El director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), Juan Martín Pérez, valora muy positivamente este advenimiento de los jóvenes tras el terremoto de 7,1 en la escala de Richter que impactó el centro de México, especialmente su capital, este 19 de septiembre.

"Se rompe la lógica imperante. Los protagonistas y líderes están siendo ellos", consideró el experto, quien afirmó que la tragedia ha sido el detonador de una necesaria "ruptura generacional" que puede dar más voz a los jóvenes.

No obstante, hay varios peligros. Entre ellos, que la política busque apropiarse de este movimiento que, hoy por hoy, carece de figuras claras. "Es un liderazgo colectivo. Un liderazgo de 'hashtags'", afirmó Pérez.

La mayoría de jóvenes coincide en que las redes sociales fueron determinantes para lanzarse a ayudar. "Estamos más informados. Nos apoya la tecnología", resumió Luis Enrique Jiménez, quien apenas ve la televisión.

Las redes han sido estos días una fuente inagotable de información, también de rumores. Pero para el titular de la Redim, son los más jóvenes los que mejor discriminan entre lo verdadero y lo falso.

De hecho, se popularizó la etiqueta #verificado19S y se montó una plataforma para corroborar datos.

Alex nació 16 años después del terremoto de 1985, que dejó miles de muertos en la Ciudad de México y tuvo lugar otro 19 de septiembre.

Aquél sismo marcó un antes y un después en la ciudadanía y en política. Surgieron figuras como Superbarrio Gómez, un luchador por la vivienda digna encarnado por el activista social Marcos Rascón.

Para los jóvenes, es como un relato que escucharon en casa desde pequeños. Y tras el pasado martes, les abocó a actuar. "El recuerdo del 1985 ha empujado a muchos a ayudar. Al pensar lo que les pasó a sus familias", comentó Álex.

"A mi mamá le da gusto que yo esté aportando. Yo quisiera dar comida, pero desgraciadamente las posibilidades económicas no me lo permiten, pero es mejor dar manos", agregó Carlos Alberto.

Hiperconectados mediante redes sociales, desconfiando en la política y en los medios de comunicación tradicionales y rememorando el ejemplo de solidaridad que también originó el terremoto de 1985, los jóvenes se apoderaron de las calles.

No obstante, se desconoce si el movimiento perdurará o será efímero como tantos otros fenómenos en tiempos modernos.

"Es pronto para saber si el nuevo modelo colectivo se mantiene en una identidad generacional que logre dialogar con otra generaciones y apuesta por la reconstrucción nacional", concluyó Pérez, quien consideró que para que los jóvenes no regresen a su mundo digital será imprescindible "crear mecanismos de participación ciudadana".

/eds

Demoliendo la fama de individualistas e indiferentes de los "milenials", los jóvenes llevan estos días la batuta de la solidaridad en un país traumatizado por el fuerte terremoto que ha segado ya 333 vidas y pueden convertirse en un motor de cambio.

"Nos toman como muy apáticos, (...) pero esta fue la oportunidad para demostrarles de que a pesar de que somos jóvenes, vamos a dar todo por nuestro país", dijo a Efe Carlos Alberto Vázquez, recién licenciado en Relaciones Internacionales y voluntario en Álvaro Obregón 286, un edificio de Ciudad de México colapsado por el sismo.

Con un casco, chaleco y botas, Carlos Alberto hace cola junto a una cincuentena de personas, la mayoría de menos de 30 años, para poder entrar en la zona cero de este inmueble, donde se calcula que todavía hay alrededor de 35 personas sepultadas.

No tiene conocimientos específicos en obra ni en rescate, pero sí enormes ganas de ayudar. Con la indispensable vacuna antitetánica puesta y su nombre y número de teléfono pintados con un rotulador en el brazo, está listo para lo que considera un deber.

Hoy seguirá formando cadenas humanas para remover escombros o repartiendo comida con el resto de compañeros. Tal y como han hecho centenares de miles de jóvenes estos días en México, ante la que ha sido probablemente la peor tragedia que recuerdan.

Angélica Rodríguez tiene 22 años y es estudiante de Derecho. Lleva varios días de voluntaria.

"Yo sí estuviera en una situación similar me gustaría recibir apoyo", consideró esta joven, quien dijo estar "de contrabando", porque sus padres no le dejan ayudar a pie de derrumbe, por miedo a que le pueda pasar algo.

El director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), Juan Martín Pérez, valora muy positivamente este advenimiento de los jóvenes tras el terremoto de 7,1 en la escala de Richter que impactó el centro de México, especialmente su capital, este 19 de septiembre.

"Se rompe la lógica imperante. Los protagonistas y líderes están siendo ellos", consideró el experto, quien afirmó que la tragedia ha sido el detonador de una necesaria "ruptura generacional" que puede dar más voz a los jóvenes.

No obstante, hay varios peligros. Entre ellos, que la política busque apropiarse de este movimiento que, hoy por hoy, carece de figuras claras. "Es un liderazgo colectivo. Un liderazgo de 'hashtags'", afirmó Pérez.

La mayoría de jóvenes coincide en que las redes sociales fueron determinantes para lanzarse a ayudar. "Estamos más informados. Nos apoya la tecnología", resumió Luis Enrique Jiménez, quien apenas ve la televisión.

Las redes han sido estos días una fuente inagotable de información, también de rumores. Pero para el titular de la Redim, son los más jóvenes los que mejor discriminan entre lo verdadero y lo falso.

De hecho, se popularizó la etiqueta #verificado19S y se montó una plataforma para corroborar datos.

Alex nació 16 años después del terremoto de 1985, que dejó miles de muertos en la Ciudad de México y tuvo lugar otro 19 de septiembre.

Aquél sismo marcó un antes y un después en la ciudadanía y en política. Surgieron figuras como Superbarrio Gómez, un luchador por la vivienda digna encarnado por el activista social Marcos Rascón.

Para los jóvenes, es como un relato que escucharon en casa desde pequeños. Y tras el pasado martes, les abocó a actuar. "El recuerdo del 1985 ha empujado a muchos a ayudar. Al pensar lo que les pasó a sus familias", comentó Álex.

"A mi mamá le da gusto que yo esté aportando. Yo quisiera dar comida, pero desgraciadamente las posibilidades económicas no me lo permiten, pero es mejor dar manos", agregó Carlos Alberto.

Hiperconectados mediante redes sociales, desconfiando en la política y en los medios de comunicación tradicionales y rememorando el ejemplo de solidaridad que también originó el terremoto de 1985, los jóvenes se apoderaron de las calles.

No obstante, se desconoce si el movimiento perdurará o será efímero como tantos otros fenómenos en tiempos modernos.

"Es pronto para saber si el nuevo modelo colectivo se mantiene en una identidad generacional que logre dialogar con otra generaciones y apuesta por la reconstrucción nacional", concluyó Pérez, quien consideró que para que los jóvenes no regresen a su mundo digital será imprescindible "crear mecanismos de participación ciudadana".

/eds

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