En lo más profundo del Cerro Zapotecas, en Cholula, una misteriosa leyenda atrae a paseantes y curiosos, quienes buscan solucionar sus problemas financieros en tiempos de tribulación. Según la creencia local, aquel que se enfrente a dificultades económicas puede recurrir al cerro y, de alguna manera, hallar una solución a sus apuros monetarios.
La leyenda es tan popular que incluso entre los habitantes de las comunidades circundantes y los cholultecas, cuando alguien se lamenta por su falta de dinero, la respuesta común es: "Ve al Zapotecas".
Esta historia se ha perpetuado en el libro "Cholula Mítica y Legendaria. Leyendas de Cholula". Según el relato, en algún punto del cerro se encuentra la famosa "cueva del diablo", a la cual acuden las personas que buscan la riqueza rápida de la noche a la mañana. Uno de los relatos más impactantes habla de un hombre que se enfrentaba a la responsabilidad de organizar una mayordomía en su pueblo. A solo un mes de cumplir con su deber, se encontraba desprovisto de los recursos necesarios para adquirir flores, contratar una banda de música, comprar cohetes, y ofrecer comida y bebida a los asistentes de la iglesia.
Desesperado, recurrió a amigos y compadres en busca de préstamos, pero la temporada de cosecha aún no había llegado, y todos los que acudió le negaron ayuda. Finalmente, fue un compadre suyo quien le reveló que también se encontraba en una situación económica apremiante. Ante su desesperación, decidió emprender un viaje al Cerro Zapotecas en busca de soluciones para sus problemas financieros.
La noche en que decidió aventurarse en el cerro, se encontró con una figura sombría con apariencia de caporal, vestido con un gabán y un sombrero. Una voz masculina le preguntó: "¿Me andabas buscando? No es necesario que me lo expliques, ya sé cuál es tu problema y te voy a ayudar. Solamente tienes que decidir de quién es el alma de tu familia que me vas a dar." El hombre desesperado intentó retirarse del lugar, pero al buscar el camino de regreso entre los árboles, descubrió una enorme casa estilo hacienda, en cuyo interior se escuchaban lamentos y quejidos desgarradores.
Al entrar, se llevó una sorpresa macabra: muchos hombres estaban colgados de las manos y atados de pies, evidenciando haber sido azotados brutalmente. Algunos de ellos ya no se movían, pero entre todos, reconoció a su compadre, quien, con voz cansada y llena de lamentos, le dijo: "Compadrito, ¿qué haces aquí? Vete antes de que regrese aquel. Sálvate, sal de aquí y no voltees la cara. No lo pienses más, a mí ya me llevó la..."