A medida que la automedicación se arraiga en la cultura de la salud, se convierte en un creciente problema de salud pública no solo en México, donde el 80 por ciento de la población se automedica, sino también en diversas partes del mundo, con prevalencias que oscilan entre el 40 y el 90 por ciento en países como España, Sudáfrica y Estados Unidos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Especialistas de la salud indicaron los impactos negativos asociados con la automedicación. Entre estos riesgos se encuentran la posibilidad de enmascarar y agravar una enfermedad, evitar un diagnóstico preciso, reducir la eficacia de un fármaco al interactuar con otros medicamentos y generar resistencia a los microorganismos, como en el caso de los antibióticos.
Un aspecto crítico es que la automedicación puede atacar los síntomas sin abordar la causa subyacente de una enfermedad. Por ejemplo, el uso de analgésicos para aliviar el dolor de cabeza puede enmascarar condiciones más serias como tumores malignos o hipertensión.
El contexto actual de la pandemia de COVID-19 añade un nivel adicional de preocupación, ya que los síntomas iniciales pueden confundirse fácilmente con los de la gripe, y automedicarse podría enmascarar la presencia de la enfermedad.
La industria farmacéutica, a través de diversos medios, invita activamente a la población y a los estudiantes del área de la salud a automedicarse. La publicidad promueve productos para aliviar síntomas comunes, contribuyendo a la normalización de la automedicación.
En un estudio realizado con estudiantes del área de la salud en la Ciudad de México, se encontró que la prevalencia de la automedicación es más alta entre ellos (88%) en comparación con la población general mexicana (80%) y sus pares a nivel mundial (76.9%). Estas cifras, similares a las encontradas en universitarios venezolanos, donde el 87% se automedica, destacan la magnitud del problema entre la población joven y educada.
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En una entrevista con el Doctor Ángel nos indicó que la automedicación Puede ser peligrosa para tu Salud. La OMS público que la automedicación formó parte del autocuidado y es considerado un recurso de salud pública primaria en el sistema de salud. El problema es cuando nos automedicamos, podemos correr el riesgo de malinterpretar los síntomas y tratar el problema de forma incorrecta. Además, algún medicamento pueden tener efecto secundarios graves e interactuar de forma incorrecta con otros medicamentos, implica también riesgo para la salud no solo por los efectos que provoca a largo plazo, por su uso indiscriminado, si no puede enmascarar síntomas de alguna otra enfermedad. La solución es simple, busca ayuda de un profesional de la salud, un médico está capacitado para brindar un diagnóstico y dar un tratamiento.
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