Berriozábal, Chis.- Ellos lo perdieron todo. Las lluvias ocasionadas por Amanda y Cristóbal les arrebataron las pocas pertenencias que tenían. Las aguas del riachuelo Puente Chiquito en la comunidad Miravalle, en Berriozábal, Chiapas, los ha dejado prácticamente sólo con las ganas de salir adelante.
No era para menos, las dos familias tenían construidas sus viviendas a escasos dos metros o quizás menos de la margen que marcaba el pequeño cauce del arroyo, por lo que la noche del pasado jueves 04 de junio tuvieron que salir únicamente con la ropa que tenían puestas.
Lee también: Amanda y Cristóbal afectaron producción de Rambután: Víctor Pérez
Omar Sánchez Guillén, de 45 años y padre de dos hijos, y su vecino Vicente Vázquez Morales, de 58 años y con seis hijos, tuvieron que salir corriendo y refugiarse en casas de los vecinos. Ahora llevan 6 días en el albergue municipal.
Ambos dicen estar “solos” (no tienen esposas). “Nosotros somos papá y mamá a la vez, yo cuido de mi hija Lucero Sánchez Guillén de 14 años y con síndrome de Down, al igual que mi hijo José de 12 años; trabajo de bloquero (hace blocks de cemento) y la lluvia se llevó todas mis herramientas”, afirma Omar Sánchez Guillen, con la voz entrecortada.
Dentro de su material de trabajo se encontraban los moldes, palas, carretilla, además de sus bienes personales, estufa, colchón, cama, un televisor, radio, ropa, utensilios de cocina, en fin, sus pocas pertenencias.
Cuenta que vive en un terreno “prestado”, y con su trabajo pudo ahorrar y construir una casa de cinco por tres metros, una sola habitación en la que viven él y sus dos hijos. En un terreno al lado se dedicaba a fabricar bloks para sus clientes. Hoy lo ha perdido todo.
Por su parte don Vicente Vázquez Morales, padre de seis hijos y con la responsabilidad de cuatro de ellos, todos mayores de edad, también lo perdió todo. Su casa construida a un metro del margen del río desapareció: únicamente se pueden apreciar el piso y los cimientos de la estructura.
De oficio artesano, dedicado a tejer hamacas, tradición que heredó de sus padres y que se la ha transmitido a sus hijos, cuenta que con la llegada de la creciente apenas tuvo tiempo de salir junto con sus cuatro hijos.
“No pudimos rescatar el material, nuestras herramientas para tejer hamacas, el agua se lo llevó todo; nosotros trabajamos con material que nos proporcionan nuestros clientes, hacemos las hamacas y las entregamos, ahora no sé qué hacer, pues perdí el material y tengo pedidos que entregar”, señala triste, pero con confianza.
Agrega: “mis hijos ya están grandes, sé que vamos a salir adelante, lo que necesito ahora es un lugar donde vivir, un pedazo de tierra donde no haya riesgo, no lo queremos gratis, pero sí queremos facilidades para poder pagarlo”.
Añade que el alcalde Joaquín Zebadúa Alba le prometió rentar un espacio para él y su familia. Pero dice: “Lo que nosotros necesitamos es un lugar amplio para poder trabajar, llevamos seis días acá y ya me siento inútil, parecemos conejos, solo comemos y dormimos y eso no me gusta, lo que quiero es empezar a trabajar para salir adelante”.
Ambos son padres de familia solos, se quedaron con la responsabilidad de sus hijos desde hace tiempo y decidieron dedicar su vida a sus hijos. Hoy el agua les ha puesto una prueba más y ambos, don Omar y don Vicente, dicen que van seguir dando todo por el bienestar de sus hijos.
“Lo que quisiéramos es una ayuda, apoyo, no lo queremos regalado, y hablo no sólo por mi familia, sino por todos los afectados por las lluvias; sabemos que hay familias también afectadas en San Miguel (otro barrio de la cabecera municipal), que la ayuda sea para todos y que nos ayuden a salir adelante; insisto, no queremos que nos lo regalen, queremos que nos ayuden”, finalizó don Vicente Vázquez Morales.
/TG