Refrescando a Tuxtla: El legado de los bolis de Víctor Hugo

En medio del sofocante calor de Tuxtla, se encuentra a Víctor Martínez recorriendo las calles con su caja de cartón, ofreciendo una variedad refrescante de bolis

Thiaré García / El Heraldo de Chiapas

  · domingo 16 de junio de 2024

Bolis de nanchy, coco, cacahuate, chamoy, piña, hasta yogurt / Foto: Thiaré García / El Heraldo de Chiapas

En medio del calor abrasador de Tuxtla Gutiérrez, se puede encontrar a Víctor Hugo Martínez recorriendo las calles con su caja de cartón, ofreciendo una refrescante variedad de bolis. Desde las 11 de la mañana hasta las 3 o 4 de la tarde, Víctor se pasea por la ciudad, aprovechando los fuertes calores que aumentan la sed de la gente y, por ende, sus ventas.

“Ah, mire, aquí andamos desde las 11:00 de la mañana hasta las 3, 4 de la tarde. ¿Cómo le va en esta temporada? Pues gracias a Dios, muy bien. Está muy bien el calor, para mí es favorable, sí, la verdad. Este, pues hace que tenga sed la gente, y pues le damos el producto para que se quite esa sed”, comenta Víctor Hugo Martínez, quien ha estado en el negocio de los bolis durante 20 años.

Víctor es uno de los primeros vendedores de bolis en la capital del estado, ofreciendo sabores que van desde nanchy, coco, cacahuate, chamoy, piña, hasta yogurt. “Tenemos 20 años de vender los bolis, aquí en el estado de Tuxtla Gutiérrez. Este negocio es familiar, es propio. Sí, tengo 20 años que lo inicié, somos de los primeros que iniciamos la venta de bolis aquí en Tuxtla Gutiérrez”, relata.

Con su característico lema, Víctor ha conquistado la ciudad desde la Primera, Segunda Poniente, Sexta Sur hasta la Novena Sur. Su distintivo grito, “¡Lloren niños, si tienen gripa, traigo bolis al tiempo, y lloren niños, hágan berrinche, tírense al suelo!”, es conocido por todos. “Todo mundo me conoce, y nada más me ve y me dicen, 'lloren niños, lloren niños, que llore el niño'. Entonces ese es el lema que traigo. No hago mucha publicidad, la verdad, pues nos damos a conocer con la gente”, explica con orgullo.

La popularidad de Víctor y sus bolis no solo se debe a su calidad y variedad, sino también a su carisma y a la conexión que ha logrado con la comunidad a lo largo de los años. Su presencia en las calles de Tuxtla Gutiérrez es un testimonio de perseverancia y éxito en un negocio que, aunque sencillo, se ha convertido en parte esencial del paisaje urbano de la ciudad.

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