Olvidada hasta de los pensamientos de sus mismos pobladores, es como lucen los vestigios de lo que fue una de las más importantes fábricas en Chiapas en el siglo XIX. La fábrica de Hilados y Tejidos de Algodón “La Providencia”, fue fundada alrededor de 1890 en el municipio de Cintalapa de Figueroa, Chiapas.
Fundada por los hermanos Tort, hoy está reducida a escombros, ante el paso del tiempo y la indiferencia de las autoridades y de sus propios habitantes, de lo que sin duda es un vestigio que intentó ser el origen del desarrollo industrial de Chiapas, y que fue recientemente declarado como monumento histórico por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Ahora existen recuerdos en algunos de los pobladores más viejos de la comunidad “Niños Héroes”, también ronda el recuerdo de lo que fue una de las edificaciones más imponentes de la zona, con bellos acabados en su construcción, pero, sobre todo, de la relevancia y desarrollo que trajo esta fábrica.
Destaca también que este lugar fue escenario del rodaje de una de las películas destacadas de la época de oro del cine mexicano, “Rincón Brujo” en 1949.
Escondida entre bosques y parcelas se encuentran partes de lo que fue el legado histórico del mundo moderno en Chiapas, mismo que tiene diversas manifestaciones y representaciones, intrínsecas en los vestigios de lo que fueron obras de gran relevancia y aportación de lo que conocemos hoy en día.
La Providencia fue la fábrica más moderna construida en la entidad, a finales del siglo XIX, una obra que, sin error alguno, fue un ideal modernizador correspondiente al pensamiento de la época y que hoy forma parte del contexto histórico no sólo de Chiapas, si no de México.
Es la Fábrica de Hilados y Tejidos de Algodón “La Providencia”, proyectada, construida y dirigida, por los hermanos Tort, alrededor de 1890.
De acuerdo al estudio realizado por el investigador Luis Llanos Hernández, en su publicación denominada, “La Odisea de los Hermanos Tort y la Fábrica de Hilados y Tejidos La Providencia en Chiapas”, los hermanos Damián, Francisco y Eduardo Tort y Ráfols, son personajes que reflejaron el pensamiento económico de la época, a finales del siglo XIX.
Ellos, fueron avecindados en la ciudad de Puebla, uno de los centros más importantes donde se desarrolló la industria textil en México, llegaron a ser ingenieros, profesión en la que destacó por su excepcional aptitud y talento Damián, ingeniero mecánico, hombre emprendedor, inventor y visionario que integró un espléndido equipo con su hermano Francisco, quien se desempeñaba como ingeniero civil”.
Luis llanos relata, que, si bien en esa época la Ciudad de México o el estado de Puebla, era las ciudades donde el mercado era más seguro y las nuevas industrias estaban mejor protegidas por el Estado, su interés se dirigió hacia el lejano y en ese entonces, inhóspito estado de Chiapas.
Fue en este estado, donde gestionaron las facilidades para instalar una fábrica a partir de sus propios recursos, quedando asentado como aprobado en el Diario Oficial del Estado de Chiapas de 1882, siendo gobernador Miguel Utrilla, en la ciudad de San Cristóbal Las Casas, en ese entonces todavía capital del estado.
Los hermanos Tort, fueron ingenieros y empresarios visionarios, mantuvieron actividades industriales en el centro del país, llevándoles estas actividades, a instalar una algodonera en el estado de Oaxaca, previo a su interés en el estado de Chiapas.
Gracias a su éxito emprendedor, el 8 de mayo de 1890, los hermanos Tort —Damián, Francisco y Eduardo— establecieron la Compañía Anónima Industrial Manufacturera de Chiapas con comerciantes y hacendados del departamento de Tuxtla Gutiérrez para crear la Fábrica de Hilados y Tejidos de Algodón “La Providencia”.
Según los antecedentes recabados por Luis Llanos, el lugar seleccionado para la instalación de la fábrica fue un terreno con una superficie de 28 caballerías mexicanas conocido como “La Mesilla” y perteneciente a la hacienda Macuilapa.
Se encuentra enclavado en la Sierra Madre de Chiapas, lo cruza el arroyo Huayabillal y se ubica a 60 kilómetros de la ciudad de Cintalapa, fue en este arroyo, que los visionarios emprendedores, amantes de la tecnología, instalaron una represa con sistema tecnológico giratorio tipo noria, con un dínamo y un complejo sistema de acumuladores, con fines de producción hidroeléctrica, que abasteció a buena parte de la demanda de esta energía en la fábrica.
Durante algunos años, fue una odisea concretada para los hermanos Tort Ráfols, que trajo desarrollo al lugar en el que se establecieron y sus alrededores, mostrando grandes avances tecnológicos, no solamente al interior del complejo industrial, sino también, en sus caminos de acceso.
Estas vías, fueron usadas para poder realizar el transporte de insumos y mercancías ya procesadas, que atraviesa buena parte de la sierra, comunicando a esta zona de Cintalapa, con su vecino estado de Oaxaca, cuyos materiales empleados fueron miles de toneladas de piedras.
Un siglo después, hasta el día de hoy, este camino desconocido para la mayoría, se mantiene en uso por los lugareños ante el buen estado en el que se mantiene.
Lo que parecía una obra industrial imparable, se convirtió en una serie de tragedias, pues con la prematura muerte de Eduardo, el menor de los hermanos y poco después la de Damián, “causada por una fiebre tifoidea en el año de 1894”, obligó a la familia Tort Ráfols, a buscar nuevos horizontes, hechos que truncaron la iniciativa más importante relacionada con la modernización industrial del estado.
La fábrica pasó a manos de uno de los socios minoritarios de la sociedad anónima, Leopoldo Gout, quien logró continuar su funcionamiento en las primeras décadas del siglo XX para finalmente convertirse en finca agrícola hasta su abandono total en la década de los años setenta.
Para algunos, el desarrollo máximo de esta importante fábrica, se alcanzó entre los años 1899 y 1914, con el liderazgo del señor Leopoldo Gout.
Con la muerte de los hermanos Tort, la mayor parte de la familia sobreviviente se fue a residir a la ciudad de Puebla mientras que algunos, se quedaron en la ciudad de Cintalapa.
Para visitar a este lugar, tienes que partir desde la cabecera municipal de Cintalapa de Figueroa, por la carretera panamericana (México 190), hasta llegar al ejido Rosendo Salazar o también conocido comúnmente como Tolán, para avanzar aproximadamente tres kilómetros en terracería, hasta llegar a la localidad conocida como “Niños Héroes” y llegar a entrada de la fábrica.
