Francisco Hernández, es un venezolano de 34 años de edad, lleva un mes caminando desde su lugar de origen, duerme con su familia en el Parque Santo Domingo en Tuxtla Gutiérrez, sus hijos ocupan una casa de campaña, hermanos, cuñados y cuñadas en las bancas de concreto colocan cobijas, aunque no alcanza para todos, las mochilas con sus almohadas, los niños alimentan las palomas, cada uno recoge su cama y se alistan para ir a trabajar.
Francisco Hernández muestra un documento que le extendió el Instituto Nacional de Migración en Tapachula, no es permiso para transitar por México, no es protección, ni ningún tipo de ayuda, el escrito dice que es solo estadística para saber cuántos migrantes pasan por esta región del país, no tienen derecho a nada, todos los días salen a tocar el corazón de las personas, vender paletas de dulces y lo que deseen aportar para reunir plata para seguir el camino a la frontera norte del país.
Quiere llegar con los suyos a Estados Unidos de América, lamenta las condiciones de vulnerabilidad en que ha quedado otra parte de su familia en Venezuela, ello debido a las condiciones tan precarias del país para los más desposeídos económicamente, sobre todo, porque Nicolás Maduro ha ganado un tercer mandado en el gobierno de su país, aunque analiza que eso es sorprendente que haya triunfado con más del 50 por ciento de votos si casi la mitad de venezolanos ya abandonó el país.
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Este escenario le preocupa porque cada vez hay menos empleos, cada vez hay más crisis, cada vez hay más decomiso de empresas por el gobierno, por eso es sorprendente, no quiero regresar, ni me imagino las condiciones para mi familia y para todos los que se quedan en el país, la moneda no vale y hay que trabajar un mes para comer un día, por eso vamos a los Estados Unidos, queremos triunfar y ayudar a los nuestros, insiste Francisco Hernández.
En el Parque Santo Domingo la mayoría ya tiene su bolsa de dulce en la mano, caminarán por las calles y avenidas, por las plazas y dónde se pueda para conseguir plata, no sabe cuándo saldrán de Tuxtla Gutiérrez, luego de levantar sus camas del piso, una mamá da de tomar nutri leche a sus tres hijos, rompe la caja con los dientes y con cuchara les sirve en la boca a los pies del nopal en el centro de la plaza donde han pasado la noche.
Francisco es el primero en salir, maletas en el hombro, amarran el plástico que les ha servido de cama, toma la segunda avenida norte a partir de las esquina primera poniente, pide a los suyos que se cuiden y que alimenten a las palomas, pide que hay que cuidarlas porque recuerda la paloma que envío Noé desde el arca tras el diluvio para ver si ya había suelo, a los demás les deseo suerte y la aspiración de encontrarse por la tarde.
Una joven junta con las cartas, a los pies de la estatua de Benito Juárez, un matrimonio arregla lentamente sus maletas, otros en la banca de concreto esperan el momento para salir, algunos ya han perdido hacia el sur por la primera poniente, y el deseo es que vuelvan a verse todos en algún punto de la ciudad, Francisco Hernández, sostiene que el tránsito de Venezuela a la frontera norte de México es peligrosa, costosa económicamente y de mucho riesgo, la aspiración es triunfar y no saber más de Nicolás Maduro.
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