La falta de plataformas de comunicación y las limitaciones para la captación de pasaje han causado que más de 200 taxis rosas en la capital chiapaneca enfrenten una lucha constante para seguir manteniéndose a flote y tener un negocio redituable para las cientos de familias que dependen de este negocio.
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Los taxis rosas padecen barreras que han limitado la operación de estas unidades. Entre las más destacadas están las restricciones de su clientela, pues a diferencia de los taxis convencionales, no pueden tomar pasajeros hombres en cualquier punto de la ciudad, lo que les genera pasar horas sin pasaje y muchas veces se encuentran vacíos mientras pasan por zonas donde el pasaje abunda.
“A veces es problema, vamos por calles donde hay muchas personas que quieren usar nuestro servicio, pero las reglas no nos permiten levantarlas”, dijo Lorena del Alba, una conductora de taxi rosa.
El proyecto de los taxis rosas nació en marzo del 2022 con el propósito de ofrecer un servicio de transporte seguro y exclusivo para mujeres, con el objetivo de disminuir el acoso y violencia en el transporte público, por lo que surgió la iniciativa en Tuxtla Gutiérrez, inspirada en modelos similares de otras ciudades mexicanas. Para ello se dieron un total de 232 concesiones.
Candelaria Susalena Pérez Guillén, una taxista de Tuxtla Gutiérrez, en entrevista para El Heraldo de Chiapas, mencionó las complicaciones que enfrenta el servicio de taxis rosas, un programa lanzado hace dos años y que ahora está en una encrucijada. Con más de 14 años tras el volante, señala que este servicio, se enfrenta a una creciente competencia y falta de apoyo gubernamental.
"Supuestamente dieron más de 200 concesiones, pero la verdad no se ven, no se ven (...) No les funcionó el proyecto porque no lo supieron hacer, aparte de eso, por ejemplo en mi caso, me dieron la concesión siendo que llevamos casi 14 años y detrás de mí hay como siete u ocho”, explicó.
Cabe destacar, que Perez Guillén era conductora del taxi convencional, pero las autoridades retuvieron su vehículo bajo el argumento de que no estaba en buenas condiciones ya que tenía un foco roto tras un choque, por lo que se hizo acreedora de una multa de siete mil pesos, sumado a los 15 mil pesos que les pide el corralón para liberar su automóvil.
Uno de los principales problemas radica en que muchas concesiones fueron otorgadas a personas que no ejercen la labor, dejando a auténticas taxistas sin los recursos necesarios para continuar. Amén que algunos taxis rosas son conducidos por hombres, esposos de las concesionadas, ya que algunas mujeres a quienes fueron otorgadas ni siquiera saben manejar.
Por otra parte, durante un sondeo realizado con la ciudadanía, Daniela Pérez, una joven menciona que no suele usar taxi rosa, no por desconocimiento del servicio, sino porque considera que las plataformas como DiDi o Uber suelen ser más prácticas para solicitar un servicio, llegan a ser más baratas y tienen herramientas de seguridad como la ubicación del viaje.
Respecto a la competencia de plataformas digitales como Uber o Didi que operan con autos y seguros particulares, estás han añadido más presión a los taxis rosas, ante lo que la taxista Candelaria Susalena señala que los taxis rosas cuentan seguro de acorde al tipo de transporte y están registrados ante la Secretaría de Movilidad y Transporte, destacando que “las plataformas digitales han alterado documentación, licencias falsas y seguros no aptos para transporte público".
A pesar de los esfuerzos por mantener la calidad del servicio, las mujeres que operan estos taxis deben enfrentar una carga financiera considerable. Kimberli Salas Gordillo, otra conductora de taxi rosa señala que tanto ella como sus compañeras deben cubrir una "cuenta" de aproximadamente 400 pesos, contando los gastos de gasolina, mantenimiento y lavado del vehículo, se invierten hasta mil doscientos al día para la operatividad del vehículo. “Es una jornada de 12 horas para ganar trescientos pesos", aseguró Kimberli Salas Gordillo.
El panorama del taxi rosa es desalentador. Con cada vez menos conductoras y más obstáculos, muchas han optado por cambiarse a taxis amarillos en busca de mejores oportunidades. Por su parte, Verónica, una mujer conductora de DiDi, señala que cuando decidió ser chofer de transporte, solo valoró las plataformas de Uber y DiDi como opciones, ya que ofrecen mayores ganancias a un taxi, convencional, además permite al conductor adaptarse a sus tiempos y forma de trabajo, sin tener restricciones o mayores gastos de operatividad.
Susalena Pérez concluye que si el programa taxi rosa desaparece, las conductoras tendrán que buscar nuevas formas de sustento, pero no sin antes hacer un llamado a las autoridades, en especial a la Secretaría de Movilidad Transporte, para que tomen cartas en el asunto y les otorguen las concesiones a quienes realmente están trabajando. Reiteró que el Taxi Rosa está sobreviviendo, pero cada día es más difícil seguir en pie en un sector donde las mujeres conductoras buscan no solo subsistir, sino también seguridad y reconocimiento en su labor.
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