Se acerca el Día de Muertos y uno de los elementos fundamentales en todo altar son las veladoras, recordemos que simbolizan justo la luz que ha de guiar a nuestros difuntos en este esperado regreso a casa. El número de veladoras va a depender de la tradición de cada familia, algunas ponen un largo camino desde la entrada de sus hogares, otros las reparten en todo el altar y en algunas comunidades el número de velas o veladoras dependerá del número de almas que vaya a recibir la familia, cada luz representa a un ser querido.
Sin embargo, poner un altar es cada vez más costoso, sólo las velas antes de la pandemia a la fecha han aumentado su precio entre el 50 y el 100 por ciento, de acuerdo con locatarios de El Mercadito de la Estación. Esto debido a que la mayor parte de la materia prima se importa de China y al no haber producción suficiente debido a la pandemia por Covid-19, se escaseó y finalmente se incrementó su precio.
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Según Don Fernando, locatario de este lugar, por ejemplo, las veladoras de papel pequeñas que antes de la pandemia costaban 10 pesos, ahora valen 15; las de vaso costaban 17 pesos, se fueron al doble y las encontramos en promedio a 35 pesos.
Los tamaños son variados, las hay con cobertura de papel, en vidrio, redondas, en forma de cirios, en copas, con vasos decorados, todo de acuerdo al gusto del cliente; los precios van de los 5 pesos, la vela sencilla, delgada, de varios colores; hasta los 250 pesos, las más grandes con recipiente de vidrio.
Otra locataria aclara que tal vez se puedan encontrar velas un poco más baratas pero que son de cebo revuelto con parafina, por lo que su duración es menor; en cambio, las que están hechas solo de parafina rinden más. También hay quien maneja las llamadas ecológicas, que son de cera de abeja y no emiten ningún gas perjudicial, aunque, claro, son más caras, se les encuentra desde los 80 pesos.
Finalmente, los locatarios ante las bajas ventas pidieron a la población que consuma en locales establecidos, donde encontrarán variedad y productos de calidad, ya que el comercio informal, además de ser una competencia desleal generalmente no cuenta con buenos productos.