Aunque el Atlas de Riesgo representa un gran beneficio para las ciudades, debido a la información que proporciona respecto a la geografía de cada demarcación, en Chiapas, solo ocho municipios cuentan con tal herramienta, informó José Francisco Franco, presidente del Colegio de Arquitectos Chiapanecos (Cachac).
“Se trata de una herramienta necesaria para cualquier ciudad que esté en crecimiento continuo como es el caso de Tuxtla Gutiérrez. Debe ser siempre público para que todos los ciudadanos tengan acceso, no solo arquitectos e ingenieros. Para solicitarlo pueden acudir al Ayuntamiento municipal”, explicó el colegiado.
Tapachula, Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de Las asas y Comitán son algunas las ciudades que gozan de esta herramienta; sin embargo, son estas mismas donde se ha presentado un crecimiento urbano desordenado.
Franco Martínez, precisó que un atlas de riesgo también establece cómo proteger las construcciones, como hacerlas para garantizar un tiempo de vida prolongado, respetando a la naturaleza para evitar inundaciones, deslaves, encharcamientos y otros fenómenos.
“Un documento que puede adecuarse a las necesidades de la ciudad y a su crecimiento. Un lapso conveniente es actualizarlo cada cinco años, para analizar las zonas que se han utilizado para construir, cuales han cambiado sus condiciones y los riesgos posibles”, mencionó.
Dijo que el de Tuxtla Gutiérrez ya está rebasado. Se actualizó hace aproximadamente tres o cuatro años, por lo que sería conveniente que el gobierno municipal lo revise en los próximos meses dado el crecimiento evidente de la ciudad, que a su vez ha derivado en encharcamientos cada temporada de lluvias, como en la zona sur y nororiente.
En el atlas de riesgo de la capital se establece como zonas inseguras o menos aptas para construir los márgenes del rio Sabinal, sobre los arroyos que atraviesan la ciudad, y varias que deben ser liberadas pero que no se ha hecho, contrariamente se van cerrando los causes.
La redensificación de las ciudades es necesaria, porque muchos terrenos en Tuxtla que están baldíos sería conveniente que crecieran en sentido vertical en lugar de hacer vivienda unifamiliar, dado que ya se tienen los servicios públicos necesarios y no hacer crecer la red que resulta un gasto muy elevado.
Manifestó que hasta hace cuatro meses, tenía conocimiento de que para Tuxtla Gutiérrez el atlas de riesgo costaría entre 800 mil y un millón de pesos, que realmente resulta una inversión factible por toda la información que ofrece.
Por último, hizo un llamado a los presidentes municipales de las ciudades más pobladas del estado, a que tomen en cuenta la elaboración de un atlas de riesgo, fundamental en el crecimiento de las ciudades, ya que con este documento sabrán para donde crecer y no permitir la venta de terrenos en zonas de riesgos.