La superficie cultivada con cacao en Chiapas se ha reducido debido a varios factores: la falta de apoyo del Estado mexicano para la renovación de cultivos, la sanidad vegetal, las labores culturales, el crecimiento de las zonas urbanas y la presencia de plagas, principalmente la moniliasis, expuso el presidente de la Sociedad de Producción Rural Rayen Cacao Sostenible, Eder Herrera López.
Precisó que en Tapachula el crecimiento urbano desordenado ha generado un cambio de uso del suelo, lo que ha destruido siembras, otros han vendido sus tierras, pero hay quienes lo sustituyeron esta faena por otro en busca de rentabilidad de las tierras, pero ante la ausencia de programas gubernamentales también optaron por el abandono.
“Los productores nos hemos enfocado al rescate de nuestro cacao de los grandes problemas, sobre todo, de las invasiones, de la calta de mercados, de la ausencia de un esquema de acopio y falta de precios justos que orilla a los agricultores a vender sus parcelas para uso habitacional donde se han conformado colonias irregulares”.
Una muestra de la desaparición de la plantación de cacao es en Raymundo Enríquez en Tapachula, donde se abatieron más de 300 hectáreas para uso habitacional; también en otros municipios como Tuxtla Chico y Cacahoatán, donde el campesino tuvo en sus manos ofertas para la venta de sus predios para construir casas, exteriorizó.
Refirió que no existe un censo de la superficie cultivada con cacao en Chiapas, tampoco del número de agrónomos, sin embargo cada vez es menor en la estadística, los rendimientos por hectáreas son bajos, del orden de los 250 kilogramos seco por hectárea por año.
En su máximo esplendor, Chiapas alcanzó 20 mil hectáreas de cacao hasta 1995 en localidades de la Costa, Soconusco y Norte; desaparecieron la Unión Nacional de Productores de Cacao en Tuxtla Gutiérrez y la Unión Local de Productores de Cacao en Tapachula, a la vez, extractoras y transformadoras en Tuxtla Gutiérrez, Tuzantán y Tuxtla Chico.
La Sociedad de Producción Rural Rayen Cacao Sostenible cumple cuatro años sin apoyos gubernamentales, a los productores –puntualizó- les sostiene su pasión por el producto, su historia, su nobleza y la combinación con cultivos maderables y cítricos; se produjo riqueza, pero se vive la pobreza.
Si el Estado mexicano pretende apoyarlos que sea para el rescate de las variedades, tanto criollas, trinitarias y forasteras; suman más de 20 diferentes que se pueden desarrollar en el suelo chiapaneco para recuperar los ecosistemas y evitar la erosión de suelos, concluyó.