El Jefe del Servicio Sismológico Nacional del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Arturo Iglesias Mendoza, compartió que el sismo del 7 de septiembre del 2017 dejó grandes enseñanzas a las instituciones y a la sociedad, cada una de las personas que murieron, 100 en el país en total, es una desgracia pero para la magnitud de los daños en infraestructura, pareció un número que no correspondía a la magnitud de la totalidad del terremoto.
En el marco del cuarto aniversario del terremoto de 8.2 grados en Chiapas, el 7 de septiembre del 2017, en conversatorio con el Instituto de Investigación en Gestión de Riesgos y Cambio Climático de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, comentó que los procesos de investigación derivado del monitoreo sísmico y volcánico, capacitación, mitigación de muchos años pudo ser menor el impacto a pesar de la gran devastación en Chiapas, Oaxaca, Tabasco y otros.
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Solo en Chiapas se reportaron 41 mil casas afectadas, en el país un millón 500 mil damnificados, los puntos más visitados por expertos del Instituto de Ingeniería de la UNAM fueron Salina Cruz, Tehuantepec, Juchitán, Ixtaltepec, Huatulco y La Ventosa, que sufrieron severos daños, desde 1981 se identificaron brechas sísmicas en Jalisco, Michoacán, Guerrero y Tehuantepec Oaxaca.
El experto comentó que el sismo de 1995 en Jalisco y Colima de 80. grados llenó esta brecha de Jalisco, en 1985 en la Ciudad de México llenó la brecha sísmica de Michoacán y la brecha sísmica de Guerrero no se ha llenado, no ha ocurrido un gran temblor desde 1911, mientras que en la brecha sísmica de Tehuantepec con impacto en Chiapas típicamente ocurren sismos en la interfase de subducción, centrados en la costa cada 30 - 50 años.
La magnitud es típicamente son menores o iguales a 8.0 grados, en esa zona de Oaxaca no había habido sismos importantes en 200 años, en esa zona del Pacifico mexicano tasa de convergencia de la placa tectónica de "Cocos" es de 7 centímetros por año, lo que provocaría un déficit de deslizamiento, es decir, la energía acumulada equivaldría a 14 metros, explicó Iglesias Mendoza.
Ante expertos del país y de Chiapas, el científico añadió que la magnitud del sismo del 7 de septiembre del 2017 saturó la velocidad de las estaciones de monitoreo, en Huatulco Oaxaca estuvo saturado el registro, al igual que en Pijijiapan Chiapas, con los registros que se tienen ahora con GPS de muy alta presión, no se tiene problemas de saturación del sensor.
Pensamos que este temblor por su magnitud y profundidad llenaría la brecha sísmica de Tehuantepec, los mecanismos focales y la sismicidad anterior muestran un movimiento telúrico asociado a un régimen de extensión, es decir, la profundidad no estaba en la interfase de las dos placas tectónicas, de Cocos y de Norteamérica, el sismo de 50 kilómetros de profundidad y la deformación del suelo marino no fue tan grande por lo que el tsunami no fue tan grande, explicó.
Las réplicas o sismicidad disparada fueron muchas, el 23 de septiembre del 2017 fue la de mayor magnitud, el 19 de septiembre ocurrió un sismo fuerte entre Morelos y Puebla y en esta zona de Tehuantepec Oaxaca seguían las réplicas y luego seguían también allá, en el análisis de las réplicas hay una variación en las profundidades e intensidades, de 4 grados hacia arriba, comentó.
El mayor deslizamiento es hacia el noroeste, los deslizamientos máximos son de hasta 14 metros y el mayor desplazamiento es en la parte somera del plano de la falla, las réplicas ocurren en el sitio del mayor deslizamiento, la cantidad de daños acumulados en Tehuantepec y sus alrededores se explica por la magnitud de la ruptura, el entendimiento tiene que ver con la medición y el monitoreo, la sismicidad de acaba, acaba el país, destacó.