La Mayordomía Zoque de Tuxtla Gutiérrez y personas que pertenecen a grupos culturales se congregaron en la presidencia municipal de la capital para llevar a cabo la ensarta de la flor de mayo en honor a San Marcos, el santo patrono de la Arquidiócesis local.
La ensarta de flor es una de las tradiciones más arraigadas de la cultura zoque y consiste en una ofrenda que se lleva a la imagen en la Catedral Metropolitana de San Marcos. Este martes 25 de abril, hombres y mujeres llegaron de diversas colonias de la capital con su vasija de flor de mayo para elaborar las grandes ensartas y el joyonaqué, una flor costurada a base de una diversidad de flores, hojas y tallos.
También puedes leer: Coronan con Flor de Mayo a San Marcos, santo patrono de Tuxtla Gutiérrez
Maribel Romo Zapata, una de las participantes en la tradición, explicó que se preparan con anticipación cortando la flor de mayo en los patios de las casas o en los campos, así como las hojas de plátano y las agujas que se elaboran de las varillas de las sombrillas o paraguas. Además, se compra el hilo para la elaboración de las ensartas.
Juana Zárate Cruz, otra de las participantes, expresó que la ensarta de la flor de mayo es esperada durante todo el año, ya que el 25 de abril es el día de San Marcos y los festejos y tradiciones se hacen para honrar al santo patrón.
Durante la tradición, las mujeres bordaron sus blusas, vistieron de color rojo y resaltaron flores de colores. Algunas portaron collares, trenzas, diademas y cuentas, mientras que otras vistieron de blusa blanca y larga falda de color blanco de cuadros azules, con trenzas en la cabeza. Otras personas se encargaron de repartir las flores en la mesa.
Las ensartas de la flor de mayo fueron colocadas en varas de bambú para llevarlas a la Catedral Metropolitana de San Marcos, donde fueron ofrecidas como ofrenda junto con las largas ensartas en la flor costurada o ramillete. Además, se celebró una misa en honor al santo patrono de la capital al mediodía.
La ensarta de la flor de mayo es una tradición muy valorada y respetada por los habitantes de Tuxtla Gutiérrez, quienes la mantienen viva a pesar del paso del tiempo y de los cambios culturales.