Al menos siete rastros clandestinos operan en la región Soconusco desde Pijijiapan hasta Tuxtla Chico, mientras que el rastro frigorífico sigue inoperante, a más de dos décadas que fuera construido y anunciado como una obra que beneficiaría a miles de productores.
Al respecto, Bersain Mejía Rubio, presidente de la asociación de ganaderos Emiliano Zapata en Tapachula, señaló que dicha obra se trató de un engaño y para beneficio propio de las autoridades en aquel entonces, ya que nunca entró en funcionamiento y hasta la actualidad se carece de sitios idóneos para el procesamiento de carne.
“Toda esa inversión sólo benefició al gobierno estatal municipal y federal de aquel entonces se trató de lavado de dinero y nunca de un beneficio para todos los ganaderos de la frontera sur”, aseveró.
El líder ganadero calculó que en toda la región Soconusco hay aproximadamente 3 mil 700 productores de ganado afectados por esta situación.
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Señaló que muchos de los sitios que actualmente sirven para la matanza de reses, funcionan con muchas restricciones y horarios que no permiten a todos los ganaderos realizar el procesamiento de sus reses, lo que genera que la economía de este sector productivo se vea lastimada.
“Por años hemos exigido que se habilite un rastro frigorífico con todas las características que necesita tener, para el buen funcionamiento y procesamiento de la carne de lo contrario siempre habrá riesgos en muchos aspectos por no tener un lugar concreto”, afirmó.
Mencionó que el coyotaje gana terreno y la formalidad ha quedado socavada, así como el edificio del rastro frigorífico que nunca ha funcionado y está convertido en un elefante blanco.
Por último, mencionó que las autoridades no tienen intención de reactivar esta obra, ya que de lo contrario habría entrado en funcionamiento desde hace tiempo, pero sigue en el olvido.