La autonomía de elegir dónde vivir y cuándo cambiar de lugar de residencia, es una de las libertades más preciadas de las personas. La posibilidad de emprender una nueva vida en un lugar diferente, mejorando las oportunidades de trabajo, educativas, calidad de vida, entre otras, ha motivado las migraciones en toda la historia de la humanidad.
De acuerdo con el Cuadernillo estatal de las Proyecciones de la Población de México y de las Entidades Federativas 2016-2050 publicado por el Consejo Nacional de Población (Conapo), de igual manera, las causas de este fenómeno migratorio se han modificado, pues ya no solamente son económicas, sino que se incorpora la falta de seguridad pública, el aumento de la violencia y la contaminación ambiental, diversificándose los motivos de la migración.
Los cambios de residencia de la población han estado presentes en la historia de México como motor del desarrollo económico y social, convirtiendo a la migración en una importante fuerza modeladora de la estructura por edad y sexo de los estados.
Sin embargo, el rápido crecimiento urbano dio lugar a múltiples desafíos como la creación de zonas habitacionales, espacios laborales, el incremento de la infraestructura en materia educativa y de salud, entre otros; y en el otro extremo, está presente la preocupación de dotar de servicios a los pequeños núcleos poblacionales que están dispersos en el territorio nacional.
La importancia de la migración interna para Chiapas ha implicado importantes pérdidas de población. Al observar los flujos migratorios interestatales entre 1970-1975 y 2010-2015, se puede observar que son distintos.