De acuerdo con el escritor, investigador y cronista independiente Edi Maber Suárez Rodas, Don Pedro García Isabeche, quien se convirtió en el primer nevero en Tuxtla Gutiérrez, es un símbolo entrañable de la historia local. Nació el 29 de junio de 1896 en Santa Inés Yatzeche, Oaxaca, y a sus 15 años, en 1911, decidió dejar su tierra natal. Tras pasar algún tiempo en la ciudad de Juchitán, donde aprendió con destreza el oficio de hacer nieves artesanales de diversos sabores, decidió emprender una nueva etapa en Tuxtla.
Te puede interesar: La herencia de don Antonio Escobar: un tributo en el Día de Muertos
Se calcula que Don Pedro llegó a la capital chiapaneca entre 1919 y 1920, y se estableció en el popular barrio de San Pascualito, en la 5ª Poniente Sur. Desde allí, inició su recorrido por las calles tuxtlecas cargando su tambo de nievesobre el hombro. Más adelante, para aligerar el peso, diseñó un carrito de madera que él mismo construyó, un ingenioso recurso para poder seguir ofreciendo sus nieves sin la carga sobre su espalda. Así, Don Pedro se convirtió en una figura habitual que iba de barrio en barrio, llevando alegría con sus refrescantes nieves a chicos y grandes.
Una imagen que data de mediados de los años cincuenta muestra a Don Pedro "El Nevero" sirviendo una nieve a la pequeña Yuri Ruth Velázquez, quien hoy en día es profesora y cuenta con 76 años de edad. En la misma imagen se observa al fondo, a la derecha, el famoso Bar Monte Carlo, un sitio icónico ubicado en la esquina de la 4ª Avenida Norte y 2ª Calle Poniente, propiedad de don René Velázquez. "Este bar era un concurrido punto de encuentro donde se servían cervezas, botanas y refrescos, especialmente Coca-Cola. En la foto, desde la entrada del bar, se ven dos caballeros observando a tres jóvenes cintalapanecas: la primera de izquierda a derecha es Clara María Niño Velázquez, al centro está su amiga Clari Rodríguez, y al lado derecho Lilia, hermana de Clara María", comentó el cronista.
Quienes vivieron aquellos años aún recuerdan el característico grito de Don Pedro: "¡De unoooo, doooos!", al que algunos respondían "¡Treeeessss!". Muchos de los habitantes de Tuxtla de entonces lo conocían en sus recorridos por el Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas (ICACH). Otros vecinos rememoran su paso por la 5ª Poniente, entre la 2ª y 3ª Sur, donde solía aparecer alrededor de las 4 de la tarde, caminando despacio mientras ofrecía nieves cuyo sabor de limón era tan refrescante.
Don Pedro falleció en Tuxtla Gutiérrez el 28 de febrero de 1975, sin haber llegado a los ochenta años de edad. Sin embargo, su legado sigue vivo en el recuerdo de aquellos que lo conocieron y disfrutaron de sus nieves en el Tuxtla de antaño. Como bien afirma el cronista Edi Maber Suárez Rodas, “dicen que una imagen habla más que mil palabras… pero cuando a una imagen le pones los datos indicados, entonces las palabras y la imagen se vuelven información histórica para jamás olvidar.”
Este fragmento de la memoria histórica de Tuxtla no solo honra a Don Pedro y su legado, sino que evoca una época en que los oficios tradicionales y la cercanía con los vecinos eran parte fundamental de la vida cotidiana.
¡Recibe las noticias a tu WhatsApp! Regístranos y manda la palabra ALTA ⬇️