La Semana Santa, una de las festividades más significativas para la iglesia católica y ortodoxa, trae consigo una serie de ceremonias y representaciones que conmemoran la Pasión y Muerte de Jesús de Nazareth. Entre estas tradiciones se encuentra la Quema de Judas, una práctica arraigada en la cultura mexicana durante la última semana de la Cuaresma.
Originaria de una antigua costumbre turca, la Quema de Judas se consolidó en la península ibérica durante la ocupación árabe y llegó a México con los españoles en el siglo XVI. Esta tradición implica prender fuego a una figura de cartón, originalmente representando a diablillos y más tarde caricaturas de personajes populares, con el propósito de ridiculizarlos, especialmente políticos.
En España, este ritual simbolizaba la purificación del espíritu y del cuerpo mediante el fuego, coincidiendo también con el inicio de la temporada de siembra y la primavera. Sin embargo, en la Nueva España, la Quema de Judas fue adoptada como parte de la evangelización de la población indígena por parte de los frailes.
Las representaciones de Judas Iscariote, el traidor según las escrituras bíblicas, hechas de trapo, eran quemadas para simbolizar la purificación de los pecados. Algunas interpretaciones sugieren que este ritual surgió como una sátira de las ejecuciones públicas llevadas a cabo por la Santa Inquisición, institución establecida por los españoles en América para perseguir a los herejes.
Hoy en día, la Quema de Judas es una práctica extendida en varias regiones de Iberoamérica, celebrada tanto por españoles como por latinoamericanos. En México, esta tradición ha adquirido gran popularidad, atrayendo a turistas y congregando a comunidades enteras que se reúnen para apedrear y quemar la figura del Judas.
La confección de las figuras corre a cargo de artesanos cartoneros, quienes mantienen viva esta tradición ancestral en pueblos y barrios de México. Aunque en algunos lugares se utilizan cuetes o petardos para incendiar las figuras, en muchos municipios la práctica ha ido desapareciendo en los últimos años.
La Quema de Judas, arraigada en la cultura mexicana, representa una fusión de tradiciones antiguas y elementos religiosos, manteniendo viva la esencia de la Semana Santa en el país.
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