El presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, Juan José Zepeda Bermúdez, afirmó que en Chiapas no puede haber conflictos por libertad religiosa, ni se puede obligar a nadie, ni en privado o en público, pero algunos grupos han sido desplazados por su conversión.
“Han tenido como protagonistas a destacados católicos tradicionalistas, seguidores de la Teología de la Liberación, protestantes o evangélicos y miembros de las tradiciones milenarias, las conversiones protestantes y milenarias han sido fuente de conflictos, migraciones y expulsiones, por implicar no solamente disidencia religiosa, sino también por desafiar las estructuras de control político y económico tradicionales.
Persisten resistencias al cambio, no obstante, estamos obligados a humanizar la religión, a respetar la libertad, diversidad pluricultural y pluriétnica, las iglesias deben sujetarse a la legalidad, además deben garantizarse los derechos y libertades”, apuntó.
Consideró que se debe entender la importancia de la separación Iglesia-Estado, sin favorecer a ningún credo y tomar las medidas necesarias para que todos estén en igualdad de condiciones sin ser discriminados, la libertad de culto y religiosas deben gozarse en el ámbito de la legalidad”, reiteró Zepeda Bermúdez.
Aseguró que para alcanzar los objetivos de los derechos humanos no basta incluirlos en las instituciones públicas, sino también en la sociedad y en organismos privados, promoverlos es colocar a la persona y su dignidad como centro de sus actividades.
Al participar en el foro Libertad Religiosa dentro del Estado Laico, organizado por la Asociación de Profesionistas y Empresarios de México en Tuxtla Gutiérrez, añadió que la sociedad tiene que ser el gran promotor de las libertades de las personas, de su dignidad.
“Las comisiones defendemos derechos no privilegios, nos mantenemos al margen de las decisiones políticas, la protección de los derechos debe ser el eje rector de toda actividad de las instituciones y de todos los individuos.
La libertad de creencias religiosas no es un privilegio, es un derecho, reconoce la posibilidad de respecto de la vida interior, partimos de la parte material y espiritual del ser humano”, recalcó.
Opinó que no puede haber conflictos por creencias religiosas, pues todos deben ejercer sus derechos, y la inquietud por la protección no se queda en las normas mexicanas o locales, sino internacionales.