/ miércoles 13 de noviembre de 2024

Paramédicos voluntarios en Chiapas: entre falta de recursos y necesidad de regulación

 Los grupos voluntarios nacen con el fin de prestar el servicio para dar respuesta a la alta demanda que hay en la ciudad

En Chiapas, diversos grupos de paramédicos voluntarios han iniciado a operar, sin embargo, esta labor opera en un marco de vacío regulatorio, lo que implica la falta de vigilancia por parte de las autoridades y el riesgo del mal manejo por parte de los paramédicos en el momento de brindar la atención médica prehospitalaria.

Lee más: Capacitan para evitar incendios

La falta de regulación en este tipo de actividades significa que, en la práctica, cualquier persona o grupo puede constituirse como un servicio de paramédicos sin necesidad de obtener licencias o cumplir requisitos específicos. Esto contrasta con otros estados de México donde sí se exige un marco legal de operación, licencias, y la verificación de habilidades y capacitación de los integrantes.

Existen grupos organizados que funcionan de manera casi profesional, con equipos y vehículos especializados, y que sus integrantes han recibido formación en primeros auxilios, reanimación cardiopulmonar (RCP), manejo de trauma, entre otras competencias. Sin embargo, hay otros colectivos que cuentan con recursos limitados y formación básica.

Los grupos de paramédicos voluntarios en Tuxtla no solo atienden emergencias vehiculares, sino también a pacientes con condiciones crónicas/ Foto: Ángel Canseco / El Heraldo de Chiapas

Pese al beneficio que significa la entrega y disposición de los voluntarios, la falta de una normativa clara implica riesgos para la sociedad. Al no haber un control estatal o municipal que supervise la calidad de los servicios y la idoneidad de los equipos, existe la posibilidad de que se presenten intervenciones inadecuadas que puedan poner en peligro tanto al paciente como al equipo de voluntarios.

En Tuxtla Gutiérrez, la iniciativa de estos grupos surge en un contexto donde las instituciones de salud y seguridad, como el 911, no siempre logran satisfacer la alta demanda de servicios de emergencia. Estos grupos operan con un sentido de responsabilidad hacia la comunidad, ofreciendo un servicio que va más allá del mero voluntariado: busca una atención prehospitalaria efectiva y profesional.

Julio César Arellano, quien es director operativo del grupo voluntario "Emertchis", y cuenta con 35 años de experiencia brindando la atención médica prehospitalaria, ha coincidido en que lo recomendable para la operatividad de grupos voluntarios es que los integrantes de estos grupos tengan la formación y capacitación necesaria para brindar atención médica adecuada.

"Nos interesa mucho que toda la gente que se dedica a dar servicio voluntario estén capacitados dentro de esta área, porque es un área muy delicada. Yo siempre he dicho que de buena voluntad no se salvan vidas, puedo tener la mejor intención del querer ayudar, pero si no tengo el conocimiento, o sea, no voy a ayudar. Entonces voy a agravar más de lo que tiene y si podía tener un lapso de vida mucho mejor, una calidad de vida mejor, pues ya le trunqué eso, y eso es lo que no queremos nosotros", dijo el entrevistado.

El proceso de capacitación comienza desde el nivel básico de primeros auxilios y se extiende hasta el nivel de Técnico Superior Universitario en Urgencias Médicas, el cual incluye el uso de una cédula profesional. La Escuela de Capacitación Profesional en el Área Prehospitalaria, junto con asociaciones locales, apoya en la preparación continua y la certificación de estos profesionales.

Por otra parte, Raúl Aguilar, coordinador del grupo Emerchis, explicó que los protocolos de los grupos de paramédicos voluntarios se basan en la coordinación con las líneas de emergencia oficiales, como el 911. En caso de que las unidades oficiales estén ocupadas o no estén disponibles, estos equipos pueden actuar como soporte. "Nos avisan y, si no hay otras opciones, intervenimos", explica el coordinador del grupo "Emerchis".

Sin embargo, algunos paramédicos voluntarios han señalado que no ha existido una disposición completa por parte de las autoridades, pues omiten a estos grupos voluntarios, además de que no ha existido una oferta con el fin de que estos grupos cuenten con una preparación o actualización en el conocimiento del área médica.

Se estima que en Tuxtla Gutiérrez existen al menos seis grupos importantes de paramédicos voluntarios, cada uno con características distintas pero con el propósito común de asistir a la población en momentos de crisis. Estos grupos son Comisión Nacional de Emergencias (CNE), Escuadrón de Rescate y Emergencia de Chiapas (ERECH), Grupo de Auxilio Especializado de Chiapas (GAECH), Club Estatal de Rescate, Vialidad y Auxilio (CERVA), Grupo de Respuesta a Incendios, Emergencias y Desastres del Estado de Chiapas (GRIED), Ambulancias Colibrís, etc. Estos grupos están compuestos por voluntarios con formación en áreas de la salud, incluyendo estudiantes de medicina y técnicos en urgencias médicas.

Cabe destacar que en muchos casos, ellos realizan la labor prehospitalaria para estabilizar al paciente en lo que suele llegar una ambulancia de alguna dependencia oficial como lo es Cruz Roja o de Protección Civil, ya que el mantener una unidad de ambulancia completa es elevado. Cada vehículo debe estar equipado con material de soporte vital, incluyendo botiquines, medicamentos y equipos de diagnóstico. La falta de recursos económicos es un desafío constante, pero la determinación de los voluntarios los lleva a buscar alternativas para continuar operando. Arellano menciona que el financiamiento proviene principalmente de la colaboración de los miembros, quienes cuentan con diversas profesiones, desde técnicos en urgencias médicas hasta médicos y enfermeros jubilados.

La atención de los grupos de paramédicos voluntarios en Tuxtla no se limita a emergencias en accidentes vehiculares, sino que se extiende a pacientes con condiciones crónicas, como enfermedades cardíacas y tratamientos de diálisis. Las unidades disponibles son limitadas; por ello, estos grupos trabajan en estrecha colaboración con el 911 y otros organismos para coordinar respuestas efectivas cuando las ambulancias oficiales no pueden cubrir una llamada de emergencia.

Raúl Aguilar, coordinador del grupo de Emergencias y Traslados de Chiapas, destaca la relación de trabajo que mantienen con otras organizaciones y las autoridades. La población identifica sus ambulancias por los colores y el tipo de servicio, lo que ha generado una aceptación y reconocimiento entre la ciudadanía.

Ante la falta de regulación, los grupos de paramédicos y otros servicios de emergencia seguirán operando bajo la misma estructura, con esfuerzos individuales y colectivos que sostienen la respuesta de emergencia en muchas comunidades chiapanecas. Mientras tanto, los grupos de voluntarios siguen siendo un pilar fundamental para atender situaciones críticas y demostrar que, incluso en ausencia de un marco legal, el deseo de ayudar y salvar vidas sigue siendo una poderosa fuerza en Chiapas.

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En Chiapas, diversos grupos de paramédicos voluntarios han iniciado a operar, sin embargo, esta labor opera en un marco de vacío regulatorio, lo que implica la falta de vigilancia por parte de las autoridades y el riesgo del mal manejo por parte de los paramédicos en el momento de brindar la atención médica prehospitalaria.

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La falta de regulación en este tipo de actividades significa que, en la práctica, cualquier persona o grupo puede constituirse como un servicio de paramédicos sin necesidad de obtener licencias o cumplir requisitos específicos. Esto contrasta con otros estados de México donde sí se exige un marco legal de operación, licencias, y la verificación de habilidades y capacitación de los integrantes.

Existen grupos organizados que funcionan de manera casi profesional, con equipos y vehículos especializados, y que sus integrantes han recibido formación en primeros auxilios, reanimación cardiopulmonar (RCP), manejo de trauma, entre otras competencias. Sin embargo, hay otros colectivos que cuentan con recursos limitados y formación básica.

Los grupos de paramédicos voluntarios en Tuxtla no solo atienden emergencias vehiculares, sino también a pacientes con condiciones crónicas/ Foto: Ángel Canseco / El Heraldo de Chiapas

Pese al beneficio que significa la entrega y disposición de los voluntarios, la falta de una normativa clara implica riesgos para la sociedad. Al no haber un control estatal o municipal que supervise la calidad de los servicios y la idoneidad de los equipos, existe la posibilidad de que se presenten intervenciones inadecuadas que puedan poner en peligro tanto al paciente como al equipo de voluntarios.

En Tuxtla Gutiérrez, la iniciativa de estos grupos surge en un contexto donde las instituciones de salud y seguridad, como el 911, no siempre logran satisfacer la alta demanda de servicios de emergencia. Estos grupos operan con un sentido de responsabilidad hacia la comunidad, ofreciendo un servicio que va más allá del mero voluntariado: busca una atención prehospitalaria efectiva y profesional.

Julio César Arellano, quien es director operativo del grupo voluntario "Emertchis", y cuenta con 35 años de experiencia brindando la atención médica prehospitalaria, ha coincidido en que lo recomendable para la operatividad de grupos voluntarios es que los integrantes de estos grupos tengan la formación y capacitación necesaria para brindar atención médica adecuada.

"Nos interesa mucho que toda la gente que se dedica a dar servicio voluntario estén capacitados dentro de esta área, porque es un área muy delicada. Yo siempre he dicho que de buena voluntad no se salvan vidas, puedo tener la mejor intención del querer ayudar, pero si no tengo el conocimiento, o sea, no voy a ayudar. Entonces voy a agravar más de lo que tiene y si podía tener un lapso de vida mucho mejor, una calidad de vida mejor, pues ya le trunqué eso, y eso es lo que no queremos nosotros", dijo el entrevistado.

El proceso de capacitación comienza desde el nivel básico de primeros auxilios y se extiende hasta el nivel de Técnico Superior Universitario en Urgencias Médicas, el cual incluye el uso de una cédula profesional. La Escuela de Capacitación Profesional en el Área Prehospitalaria, junto con asociaciones locales, apoya en la preparación continua y la certificación de estos profesionales.

Por otra parte, Raúl Aguilar, coordinador del grupo Emerchis, explicó que los protocolos de los grupos de paramédicos voluntarios se basan en la coordinación con las líneas de emergencia oficiales, como el 911. En caso de que las unidades oficiales estén ocupadas o no estén disponibles, estos equipos pueden actuar como soporte. "Nos avisan y, si no hay otras opciones, intervenimos", explica el coordinador del grupo "Emerchis".

Sin embargo, algunos paramédicos voluntarios han señalado que no ha existido una disposición completa por parte de las autoridades, pues omiten a estos grupos voluntarios, además de que no ha existido una oferta con el fin de que estos grupos cuenten con una preparación o actualización en el conocimiento del área médica.

Se estima que en Tuxtla Gutiérrez existen al menos seis grupos importantes de paramédicos voluntarios, cada uno con características distintas pero con el propósito común de asistir a la población en momentos de crisis. Estos grupos son Comisión Nacional de Emergencias (CNE), Escuadrón de Rescate y Emergencia de Chiapas (ERECH), Grupo de Auxilio Especializado de Chiapas (GAECH), Club Estatal de Rescate, Vialidad y Auxilio (CERVA), Grupo de Respuesta a Incendios, Emergencias y Desastres del Estado de Chiapas (GRIED), Ambulancias Colibrís, etc. Estos grupos están compuestos por voluntarios con formación en áreas de la salud, incluyendo estudiantes de medicina y técnicos en urgencias médicas.

Cabe destacar que en muchos casos, ellos realizan la labor prehospitalaria para estabilizar al paciente en lo que suele llegar una ambulancia de alguna dependencia oficial como lo es Cruz Roja o de Protección Civil, ya que el mantener una unidad de ambulancia completa es elevado. Cada vehículo debe estar equipado con material de soporte vital, incluyendo botiquines, medicamentos y equipos de diagnóstico. La falta de recursos económicos es un desafío constante, pero la determinación de los voluntarios los lleva a buscar alternativas para continuar operando. Arellano menciona que el financiamiento proviene principalmente de la colaboración de los miembros, quienes cuentan con diversas profesiones, desde técnicos en urgencias médicas hasta médicos y enfermeros jubilados.

La atención de los grupos de paramédicos voluntarios en Tuxtla no se limita a emergencias en accidentes vehiculares, sino que se extiende a pacientes con condiciones crónicas, como enfermedades cardíacas y tratamientos de diálisis. Las unidades disponibles son limitadas; por ello, estos grupos trabajan en estrecha colaboración con el 911 y otros organismos para coordinar respuestas efectivas cuando las ambulancias oficiales no pueden cubrir una llamada de emergencia.

Raúl Aguilar, coordinador del grupo de Emergencias y Traslados de Chiapas, destaca la relación de trabajo que mantienen con otras organizaciones y las autoridades. La población identifica sus ambulancias por los colores y el tipo de servicio, lo que ha generado una aceptación y reconocimiento entre la ciudadanía.

Ante la falta de regulación, los grupos de paramédicos y otros servicios de emergencia seguirán operando bajo la misma estructura, con esfuerzos individuales y colectivos que sostienen la respuesta de emergencia en muchas comunidades chiapanecas. Mientras tanto, los grupos de voluntarios siguen siendo un pilar fundamental para atender situaciones críticas y demostrar que, incluso en ausencia de un marco legal, el deseo de ayudar y salvar vidas sigue siendo una poderosa fuerza en Chiapas.

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