A nombre de la comunidad eclesial de Chiapas, los obispos de Tapachula, Jaime Calderón Calderón; San Cristóbal de las Casas, Rodrigo Aguilar Martínez y Luis Manuel López Alfaro; Tuxtla Gutiérrez, José Luis Mendoza Corzo, les saludamos pidiendo a Cristo resucitado sea nuestra paz y esperanza, les compartimos que nos preocupa la realidad que estamos viviendo en nuestro estado: la ola de violencia presente en nuestras diócesis, que desestabiliza la sociedad y que en muchas ocasiones es generada por el crimen organizado, la presencia de la corrupción a todos los niveles de gobierno, que tanto daño genera en el bienestar de las comunidades y familias.
A estos, lamentablemente se suman, la migración, el pago de piso, la inseguridad, la pobreza generalizada, el rezago educativo y de salud, la falta de apoyo laboral y de conciencia en la equidad de oportunidades entre el hombre y la mujer. Nos sentimos responsables de hacer conciencia de la trascendencia de nuestra participación como cristianos católicos en la vida política del país, de la que todos somos conscientes, de una visión del ser humano fuertemente individualista y reduccionista, que provoca una serie de atropellos al derecho a la vida digna y en abundancia que Jesús nos ha prometido.
En un comunicado que circula la Comisión de Pastoral de la Comunicación de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, precisan que violencia que atenta también contra los valores de la familia y la comunidad. Todo esto en medio de una realidad electoral voraz que estamos viviendo con los candidatos para la presidencia de la república, estatal y municipal, así como para senadores y diputados, donde no encontramos propuestas concretas para responder a esta realidad que estamos viviendo.
En un texto enviado está tarde a los medios de comunicación, indican los obispos que hemos dialogado también, con espíritu de fe, sobre la importancia de la participación ciudadana responsable, con motivo de las próximas elecciones -del 2 de junio- en los meses entrantes, como signo de corresponsabilidad para vivir y fortalecer la democracia en nuestro país, que garantiza la participación de todos en la elección de los nuevos servidores públicos. Con nuestra participación podemos marcar una diferencia para mejorar.
Creemos que, desde la creación, Dios nos ha dotado de una dignidad, creándonos a imagen y semejanza de Él; de ahí que todos tenemos una dignidad humana desde el momento de la concepción, que es propia a la persona e independiente de su condición y, en consecuencia, existen derechos que no se le pueden negar y que hemos de custodiar y respetar, porque de esta manera se protege la integridad y la dignidad de la persona en la sociedad. Sabemos que el primer derecho es el de la vida, fundamento de los otros derechos o bienes posibles, como la libertad, la justicia y la paz, así como el bien común.
Toda persona de buena voluntad, tiene el deber de participar y colaborar activamente en esta tarea de hacer el bien a los demás. En este sentido, hemos de dialogar, discernir, orar y actuar en favor del bien común, al cual todos tenemos la obligación y responsabilidad, y también lo están los candidatos que se postulan a un servicio público. El bien común que
mira el bienestar de la comunidad en todos los ámbitos, evitando las posturas egoístas que miran el interés personal, debe ser una prioridad en todos. Consideramos que en algunas regiones del estado que están siendo afectadas por la violencia, los desplazamientos o controladas por el narcotráfico, no hay condiciones para que las elecciones se lleven a cabo en dichos lugares; sin, embargo, en donde sí es posible, hemos de hacer todo lo posible para participar activamente y con libertad, siendo conscientes de la responsabilidad social en la transformación de una sociedad más justa y fraterna.
Es importante que los laicos asuman su papel en la vida política y sean fermento del Reino de Dios en esos espacios, llevando el cúmulo de valores humanos y cristianos que hagan la diferencia en una sociedad que ha optado por la idolatría. Como católicos se les invita a discernir sabiamente para elegir en las próximas elecciones a las personas que consideramos velarán por el bien común de las comunidades. También nos corresponde colaborar para que las promesas de campaña sean realizadas, buscando siempre el bien de la comunidad, porque quien alcance la elección ha de trabajar en bien de todos.
Exhortamos a los candidatos a cargos públicos, den propuestas concretas para responder a las cuestiones más urgentes: violencia e inseguridad, narcotráfico, pobreza, explotación de la tierra, migración, salud, educación. Les invitamos a no vender su dignidad, a no vender su voto porque de esa manera seguirán alimentando la corrupción que tanto mal ha hecho a nuestra nación. El documento lo firman los obispos encabezados por el Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, Monseñor Rodrigo Aguilar Martínez.
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