El edificio antiguo del Museo de la Ciudad en Tuxtla Gutiérrez se encuentra en total abandono tras el severo daño que le causó el terremoto del 7 de septiembre del 2017, hasta el día de hoy el museo no ha sido intervenido por ninguna autoridad para su rescate, este fue administrado por la Fundación Fernando Castañón Gamboa, donde la función era difundir y promover las expresiones culturales.
Este edificio es muy antiguo y se encuentra en el centro de la capital de Chiapas, fue reabierto en mayo del 2016 por el presidente municipal de esa época, Luis Fernando Castellanos Cal y Mayor; Zoé Alejandro Robledo Aburto, en ese momento senador y el director de ese entonces del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes, Juan Carlos Cal y Mayor Franco, que juntos colocaron en el techo una teja adornada con listones, el dibujo de un conejo y la leyenda “Conejo Zoque”.
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El edificio muy antiguo es catalogado por el Instituto Nacional de Bellas Artes como monumento de valor artístico, la inversión para esa remodelación fue entre 14 y 15 millones de pesos, sin embargo, a pocos meses de haberse puesto en servicio el sismo le cambió la cara y ahora el recinto destinado a la promoción de todas las expresiones culturales está cerrado sin un proyecto de rescate.
El responsable de la reconstrucción del inmueble fue Jorge Gómez Jácome, especialista en restauración de construcciones históricas, en coordinación con el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
El edificio fue Palacio Municipal de 1942 a 1982, en 1982 fue cedido a la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y en el 2000 recuperó su valor artístico y cultural y se otorgó en comodato a la Fundación Fernando Castañón Gamboa.
Los colores de la fachada del edificio en la avenida central y segunda poniente de Tuxtla Gutiérrez presentan un relieve con tonalidad rojo indio, blanco y azul grisáceo, estilo ecléctico, combina el estilo neocolonial y neobarroco, presenta ornamentos de ajaracas o lacerías, relieves en las paredes en formas romboidales, florones o capiteles con influencia del estilo árabe y mudéjar, cientos de ajaracas cubren la fachada.
Poco duró el gusto de aquella remodelación, hoy sus ventanas están cubiertas en el exterior con láminas, todas pintarrajeadas, algunas con el logotipo de la presidencia municipal, no se ha dado a conocer ningún proyecto de rescate, el portón principal cerrado con cadena, candado y láminas, desde el exterior se aprecia un interior abandonado, enmontado, el sitio emblemático ha perdido la belleza, la cafetería se retiró hacia otro espacio de la ciudad.