La mañana del 7 de febrero, en el ejido Vado Ancho del municipio de Chicomuselo, se vivió un nuevo episodio de enfrentamiento entre el Ejército Mexicano y pobladores, esta vez exacerbado por la presencia y los intereses de grupos del crimen organizado.
El conflicto surgió cuando elementos castrenses se encontraron con un bloqueo realizado por pobladores, quienes, sumidos en el miedo y la incertidumbre ante la violencia desatada entre facciones del crimen organizado, se negaron a permitir el paso de las autoridades. La situación desembocó en un enfrentamiento que involucró el uso de la fuerza por parte de las fuerzas federales.
La zona, que comprende los ejidos de Jolenton, Galicia y 20 de Noviembre, ha sido escenario de continuos enfrentamientos armados, dejando como resultado decenas de casas abandonadas y pobladores obligados a huir hacia las montañas y cuevas en busca de refugio.
Esa noche fue particularmente larga y angustiante para los habitantes de Vado Ancho y sus alrededores, quienes se encuentran desamparados y olvidados por las instituciones gubernamentales. Sin alimentos ni ayuda, cientos de hombres, mujeres y niños de comunidades como Monte Sinaí, San Antonio El Ocotal, Cuatro Caminos y Galicia, se vieron obligados a abandonar sus hogares debido a las amenazas de grupos criminales.
Los relatos de los desplazados son desgarradores: vivieron el horror de ser expulsados de sus hogares bajo amenazas y disparos, mientras los criminales saqueaban sus propiedades, llevándose consigo todo lo que tenían.
Entre los desplazados, se cuentan historias de pérdida y desesperación. Muchos perdieron a familiares y amigos durante los violentos ataques perpetrados por grupos criminales como Maíz, una facción del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que ha extendido sus operaciones hacia Chicomuselo y sus alrededores.
La falta de respuesta y apoyo por parte de las autoridades locales agrava aún más la situación, dejando a los desplazados sin recursos ni esperanza. La comunidad clama por ayuda y justicia, pero se siente abandonada a su suerte en medio de la violencia desatada por el crimen organizado.
Mientras tanto, en un intento por recuperar una semblanza de normalidad, un grupo de 60 desplazados de comunidades del municipio de Socoltenango retomaron sus hogares el pasado sábado, tras semanas de vivir en el temor y la incertidumbre. Sin embargo, el peligro y la inseguridad continúan acechando a estas comunidades vulnerables, que luchan por sobrevivir en medio del caos y la violencia desatada por el crimen organizado.
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