Confeccionar el "Traje de Chiapaneca" es todo un arte y tradición en familia: Delfina Urbina

Generalmente se usa en la fiesta grande de enero o fiesta de Chiapa de Corzo

Isaí López | El Heraldo de Chiapas

  · viernes 30 de junio de 2023

El traje de la “chiapaneca”, es el más elegante Chiapas, así lo define la artesana Delfina Urbina Hernández / Foto: Isaí López | El Heraldo de Chiapas


“El traje de la chiapaneca, es el más elegante de la indumentaria folklórica de Chiapas”, así lo define la artesana de Chiapa de Corzo, Delfina Urbina Hernández, que con gozo y alegría comenta que la tradición por la elaboración a mano del vestido ha trascendido en su familia; primero fue su abuela, luego su madre, en la actualidad ella es la “gran maestra”. Ahora, le siguen sus hijas y sobrinas con la misma entrega y pasión por la manufactura o confección del vestido multicolor.

Todo un arte la confección de este Traje de Chiapaneca / Foto: Isaí López | El Heraldo de Chiapas


Tiene su negocio de venta de vestidos de chiapaneca en la Avenida cinco de febrero, local 2 A, en la bajada hacia el Malecón de Chiapa de Corzo, a unos metros del río Grijalva, pero también los vende en su domicilio, ubicado en la colonia Juan de Grijalva, donde es que se elaboran los vestidos, los trajes regionales, los vestidos de noche estilizados y diseños de traje para novias.



Cuenta que su pasión es el vestido de la chiapaneca, el elegante traje multicolor que usa la mujer para la danza del mismo nombre, “la chiapaneca”; dice que generalmente se usa en la fiesta grande de enero o fiesta de Chiapa de Corzo. Dijo que en el año confecciona un promedio de 50 a 60 vestidos, del 4 de enero al 24 de ese mismo mes, todos los años, cuando se realizan las fiestas que distinguen al pueblo, ubicado en las márgenes del río Grijalva.

“Este elegante traje se compone de dos piezas, la blusa y la falda; la blusa es de satín con un escote semicircular que lleva un vuelo de tul con flores bordadas en petatillo con hilos de seda y artisela de colores; el fondo es de color negro y las flores multicolores son las que dan elegancia a la mujer danzante. El vestido se acompaña con un vistoso collar de colores, aretes grandes y en el cabello trenzas con listones de diferentes colores que significan alegría y gozo”, dijo la artesana.

El trabajo del bordado de este vestido es un arte que ha pasado de generación en generación / Foto: Isaí López | El Heraldo de Chiapas

Asimismo, menciona que la falda lleva un fondo negro, principalmente de satín; es larga, llega hasta los pies de la mujer danzante. “Es muy amplia, exhibe una gran belleza, es un traje muy elegante, debajo del vestido las mujeres usan una enagua lisa de olán, con ello se representa la cultura de Chiapa de Corzo”.

La señora Delfina Urbina precisa que se emplean tres tipos de bordados, el de petatillo que a la vez sale más caro, existe el de estambre que es más barato y el de seda que es otro precio más caro; el traje completo cuesta en su negocio 7 mil pesos, el de seda vale mil 800 y el de estambre mil 500 pesos, la diferencia es la calidad del material, el bordado es el mismo. “Se elabora desde los vestidos para las niñas recién nacidas hasta de adultos”, enfatizó.

Un traje como estos puede llegar a costar en el mercado más de 10 mil pesos / Foto: Isaí López | El Heraldo de Chiapas

Cabe mencionar que el traje de las chiapanecas y la “Danza del parachico” de Chiapa de Corzo fueron reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura (UNESCO) en el año del 2009 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por lo que quienes portan la vestimenta deben hacerlo con orgullo.


Dijo que una vez que se ha elaborado, hay que tener mucho cuidado en el tratamiento y guardado de la vestimenta; si no se saber guardar se maltrata, se rompe por eso en los talleres de manufactura con gran precaución, se vive entre las telas, hilos, las agujas, las máquinas y las sillas a las que les llaman “butaques”, hechas de madera y con un forrado de cuero de venado donde coloca almohada para que puedan sentarse y trabajar cómodas.

Cuenta que tuvo la suerte de aprender a elaborar el vestido de chiapaneca desde muy pequeña; cuando tenía ocho años ya participaba en las labores, pero aprendió desde los once años de edad y se siente orgullosa de que sea su familia quien protege y transite esta tradición que se encarga de difundir entre quienes viven en la zona, Chiapa de Corzo, que se extiende a lo largo del margen del río Grijalva, donde el tiempo pareciera haberse detenido.