En el corazón del pintoresco barrio Francisco I. Madero, entre las calles Agustín de Iturbide y Santos Degollados, se encuentra una modesta capilla que resguarda la devoción al "Niñito Florero". Este rincón especial, ubicado en la avenida Hidalgo, sirve como testigo de una arraigada tradición conocida como la "topada de la flor".
El protagonista de esta peculiar celebración es Tomás Nigenda Sánchez, reconocido como el "patrón de los floreros". Este título se hereda por designación, otorgado al miembro más antiguo entre los floreros en caso de fallecimiento o incapacidad de continuar en el cargo, siguiendo la línea de su predecesor, Isabel Gómez.
En una entrevista exclusiva para este medio, Nigenda comparte que lleva cerca de 31 años siendo el prioste. El 18 de diciembre marca el inicio de una "velada de ángel", donde durante tres días se rezan plegarias al niño Jesús. El 21, la comunidad se dirige a la "topada de la flor".
Considerada una de las tradiciones más significativas y antiguas en este pueblo mágico, la "topada de la flor" se vive con intensidad, recordando los tiempos de encomienda, marcados por hambre, frío, soledad y tristeza.
La novena comienza el 13 de diciembre, resguardando al niñito en un baúl hasta la esperada topada. Un grupo especial se encarga de llevarlo, y Nigenda menciona que cada año ha contado con la participación de 39 personas. Además, cuenta con un padrino de nacida que coordina todo, aunque este año se desconoce si el Ayuntamiento brindará su apoyo a la festividad.
Los peregrinos han empezado a llegar al parque de Chiapa de Corzo días antes, portando antorchas para pernoctar y estar listos para llevar al niñito dios en la procesión religiosa que tiene lugar del 14 al 21 de diciembre. Más de 500 floreros se congregan bajo la dirección del patrón Tomás Nigenda Sánchez.
La esencia de la tradición radica en recorrer las montañas más elevadas de la región para cumplir con la manda de cortar la flor de niluyarilo, conocida como la "flor divina" en lengua chiapaneca, y la mazorca que adorna al niñito dios. Otra flor, la "pluma", también desempeña un papel importante en la ornamentación.
En la casa de Tomás, se abre el nacimiento para iniciar los rezos durante la novena. El 14 de diciembre, a las 6:00 a.m., la comunidad se dirige al panteón para honrar a dos patrones fallecidos. Luego, asisten a la misa de despedida en la iglesia El Calvario. A las 2:00 p.m., se trasladan a "el higo", donde las familias se despiden de los floreros que subirán la montaña.
A las 7:00 p.m., llegan a "el rodeo", donde inician los rezos dirigidos por Nigenda. Después de los rezos, realiza una limpia y, con un látigo, castiga a los floreros por posibles faltas. A las 3:00 a.m., vuelven a rezar y a latiguearse. A las 5:00 a.m., parten hacia Multajó, donde la iglesia de San Ignición y camiones esperan para llevarlos por la carretera.
De Multajó se dirigen a Navenchauc, rezan en la iglesia de la Virgen de Guadalupe y se trasladan a Mitzitón para el corte de la flor los días 16 y 17. El 18, suben al cerro de las Tres Cruces para rezar, bailar y vestir al niñito dios. La celebración continúa en Navenchauc, donde Nigenda destaca la impresionante cantidad de peregrinos.
El 14 de diciembre, se realizará una develación de placa de florero en el municipio de Chiapa de Corzo, conmemorando la tradición que ha caracterizado a este pueblo mágico durante años.
La "topada de la flor" no es solo un evento religioso; es un testimonio vivo de la riqueza cultural y espiritual de Chiapas, transmitiendo de generación en generación la conexión profunda con las tradiciones ancestrales.