Don Ranulfo Pérez sólo escuchó un gruñir fuerte y espeso, seguido de una nube de polvo blanco y gris que le irritó las fosas nasales y le nubló la vista.
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Pasados unos minutos, él y su familia no concebían lo sucedido, pero ante la mirada atónita de todos se materializaba lo que por años han temido: que el Texcuyuapan engulla su hogar.
Esta mañana de domingo, calurosa, pero tranquila por el sonido del río, una de las viviendas de la colonia San Miguel se derrumbó, carcomida por la presión pluvial y el deterioro de la estructura de antaño.
Ahora don Ranulfo tiene miedo, porque en casa están sus hijas, esposa y nieta, asustadas, aunque más tranquilas después del incidente.
“Ya hemos denunciado esta situación. Aquí nos ha tocado vivir y nos dicen que analizarán las condiciones de riesgo, pero la realidad es que no pasa nada”, apuntó.
Expuso que ahora con la caída de esta estructura, más bloques de concreto comenzarán a despegarse e irán directo al río, por lo que teme se haga una barrera y comience a desviar el agua con más potencia hacia su vivienda, que podría resultar socavada en poco tiempo.
Otro de los afectados es don Enrique, quien vive al otro lado de Ranulfo.
El hombre de 60 años relató que no escuchó la caída de la casa, pero desde hace años el temor ha sido el mismo: el agua asechando sus bienes.
El hombre ha informado que, en total, 52 viviendas están en riesgo de colapsar por la intromisión del Río Texcuyuapan, que este domingo ha dejado en 51 la cifra oficial.
“Ya se metieron escritos y esos los tiene el comité de vecinos, pero no han hecho nada por darnos un dictamen de las condiciones en que estamos , la gente critica que por qué vivimos acá, pero para entenderlo habría que acercarse y conocer la situación”, aseveró.
“Tenemos miedo de caer al río, de irnos al río, porque en cualquier momento puede pasar, pero aquí es nuestro hogar y nos gustaría que nos ayudaran”, agregó.
Diario del Sur recorrió la zona y se percató que en toda la franja de viviendas hay daños estructurales en cimientos de hogares y terrenos que colindan con este afluente, lo que representa un según riesgo a la integridad de cientos de familias.
Por el momento, la zona ha sido acordonada para evitar el ingreso de curiosos a la zona peligrosa.