Huixtla.- Eduardo Alfaro Robledo, taxista por más de 15 años en este municipio de Huixtla, cuenta su espantosa historia, la cual asegura que aún permanece en su mente, pues no olvida el hermoso rostro de aquella dama que durante la madrugada de un viernes le apareció en la carretera que incluso fue su pasajera por unos minutos.
Alfaro Robledo, señaló que los espantos sí existen y no es un juego, pues el lo vivió en carne propia al sentir su piel algo escalofriante, pues vio una mujer bonita y después se desapareció de su vista.
Comentó que en algunos años al inicio del mes de noviembre, en que el abordó su taxi perteneciente al sitio Manuel Larraizar, le fue solicitado un viaje de las afueras del centro social Latinos, dentro de la zona urbana, hacia la colonia El Espejo de este municipio.
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Después de haber dado el servicio retornó con destino al sitio ubicado en avenida Central y Calle Manuel Negrete, sin embargo, alrededor de las 01:40 horas, cuando circulaba antes de llegar al crucero de la carretera que conduce al Ingenio azucarero, le hizo la parada una mujer alta, vestida con ropa en color negro y muy bonita, ya en el interior de la unidad su pasajera le dijo que la llevara a lo más alto del panteón municipal de esta ciudad de la piedra.
El taxista cuenta que no se dio cuenta en qué momento la dama se cubrió medio rostro y al llegar a la avenida Ayuntamiento y calle Porfirio Díaz, frente a la entrada del cementerio, le pidió que la acompañará, pero él respondió que no podía porque le podían robar el carro y fue en esos momentos en que claramente vio que la fémina se bajó y entró al panteón sin abrir la puerta, fue aquí lo difícil para el señor Eduardo, cuenta que de la impresión comenzó a rezar el padre nuestro y luego se desmayó, quedando sobre el volante, después de más de media hora reaccionó y no había nadie en su alrededor, como pudo regresó al sitio comentando lo sucedido con sus compañeros quienes le dieron unas copas de licor, según para el susto.
"La verdad, quiero comentar que raro se siente uno, pero afortunadamente las cosas ya no pasaron a más y vivo para contarlo, pero la verdad es algo escalofriante, el cuerpo se pone frío, y hoy por eso me dicen el mal lora", dijo.