Chamula, uno de los municipios más reconocidos de Chiapas, cautiva a los visitantes por su rica cultura y tradiciones arraigadas. Sin embargo, en este lugar perduran los usos y costumbres que, en ocasiones, desafían los derechos humanos y las leyes como las conocemos habitualmente.
Para empezar, es importante definir que los usos y costumbres constituyen un sistema de normas colectivas arraigadas durante siglos en las comunidades indígenas. El municipio es autónomo, con sus propias leyes, prácticas gubernamentales y sistemas de gobierno y justicia, basados en tradiciones locales.
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Dentro de este sistema autónomo, es crucial que cualquier visitante respete y cumpla las reglas internas establecidas por la comunidad. De lo contrario, podrían enfrentar sanciones impuestas por los Mayoles, encargados de mantener el orden en el municipio, que van desde multas económicas hasta el linchamiento o la expulsión.
Los castigos pueden llegar a ser severos, desde la retención en una cárcel comunitaria hasta la imposición de cuantiosas multas, e incluso el linchamiento o la expulsión de la comunidad
Entre las prohibiciones más destacadas en Chamula está la prohibición de tomar fotografías, considerado un acto inapropiado que podría ser castigado severamente, ya que se cree que puede robar el alma de las personas.
Además, se permite el matrimonio con menores de edad, una práctica controvertida que desafía las leyes nacionales, siendo posible que los hombres consigan esposas de hasta 11 años. Esta acción no es exclusiva de Chamula y se ve en muchas comunidades indígenas, el Senado ha intentado intervenir elevando la edad mínima para contraer matrimonio a 18 años. Sin embargo, en Chamula los matrimonios con menores de edad se basan en la oralidad comunitaria, es decir, con la presencia de testigos de la unión.
Además del matrimonio entre menores, también se practica el matrimonio forzado, donde el novio solicita a la mujer al padre y, si este conviene, se lleva a cabo el casamiento. En la cosmovisión indígena, todas las personas son consideradas sujetos colectivos, por lo que aceptar a una persona para el matrimonio no es un asunto de la novia, sino de la familia.
El matrimonio puede disolverse si el novio no está satisfecho, y la familia de la novia debe devolver el dinero recibido más el pago de intereses, de lo contrario, serán llevados ante las autoridades tradicionales.
Otra situación problemática es la opresión hacia los jóvenes hombres para trabajar en el campo, renunciando así a su derecho a la educación. Por esta razón, muchos jóvenes que desean continuar estudiando optan por abandonar la comunidad.
Otra situación importante en Chamula es el conflicto religioso, con tensiones entre las corrientes católica y protestante que han llevado a expulsiones y persecuciones dentro de la comunidad.
Chamula es un lugar donde las tradiciones ancestrales chocan a menudo con los estándares modernos de derechos humanos y legalidad, creando un paisaje cultural complejo y a veces polémico que despierta preocupación.
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