Narai, una historia de supervivencia ante el Covid-19

Su hijo estuvo al cuidado de ella durante 40 días, a la expectativa de si vivía o moría

Eduardo Torres | Diario del Sur

  · jueves 6 de agosto de 2020

Narai ha librado el Covid 19 y narra un poco de su historia. Foto: Eduardo Torres | Diario del Sur


Narai sospechó lo peor cuando notó que en su pecho no cedía el dolor, además, la falta de aire le arrojaba un resultado nada alentador: se había contagiado de Covid 19.

Durante 40 días su cuerpo y ella entablaron una fuerte lucha por la sobrevivencia hasta que, el virus fue derrotado, la madre cuenta cómo pasó esas cuarenta noches en un colchón de su casa bajo el resguardo amoroso de su hijo.


“Nada cedía al dolor, eran días interminables y yo pensaba que me iba a morir, ahora puedo decir que estoy bien, que aún puedo decir que tengo miedo”


Narai sintió en carne propia cómo era padecer este virus que ha atacado y cobrado miles de vidas a nivel mundial, pero ella no se rindió. Diario del Sur expuso la situación de esta mujer que abandonó la clínica del ISSSTE ante el temor de morir adentro en el intento de librar la batalla contra este cruel virus.

A más de dos meses de su contagio, ahora hace su vida normal sin olvidar todo el infierno que vivió.

“Tomé de todo, tés, remedios caseros y otras plantas medicinales para poder librar esta batalla, yo sentía que ya no podía más y que iba a morir”, señaló.


Foto: Eduardo Torres | Diario del Sur


Durante ese mes y diez días que estuvo luchando por salvarse, Narai estuvo al cuidado siempre atento de su hijo, quien hizo a un lado el temor a contagiarse por ayudar a su madre a salvar su vida ante esta enfermedad de la que no todos se recuperan.

“Era muy desesperante ver cómo mi mamá se iba, pero tenía que estar con ella, ayudarla a salir de esta batalla, no tenía miedo a contagiarme porque estaba con mi mamá y necesitaba ayudarle”, agregó el joven de 17 años.


 

 


Pese al enorme temor de perder la vida, Narai no dejó de luchar y persistió hasta que su cuerpo le dejó respirar.

“Pensé lo peor, que no saldría de esta, yo creo que el virus está en todas partes aunque no queramos creer en esto”.

Aunque es difícil hacer un recuento fidedigno que le permita saber cómo es que se infectó del virus, ella considera que pudo haber sido mientras se abastecía de víveres en un mercado de la ciudad, a pesar de que tomaba todas las precauciones necesarias: “Yo iba con cubrebocas y todas medidas sanitarias pertinentes, pero ni eso fue suficiente para evitar que el virus entrara a mi cuerpo”, apuntó.

Para Narai lo peor estaba por venir pues casi al mismo tiempo que ella, su madre, alejada a cientos de kilómetros de ella, también había dado positivo al contagio, aunque no se explica cómo pues asegura que su progenitora estaba en cuarentena.

“Mi madre se contagió y no salía a la calle, estaba siempre en casa, no sé si obtuvo el contagios al tener contacto con monedas o con alguna persona que pudo haberla visitado en casa”, dijo.

Hasta ahora, Narai sigue teniendo temor de lo que pueda ocurrir en su cuerpo pues los rumores acerca de las secuelas de esta enfermedad son muchos y muy variados lo que la mantiene tensa, preocupada, con los nervios a flor de piel y su mente la traiciona cuestionándola sobre si en realidad ha podido superar esta dolorosa enfermedad.

“Mi mamá enfermó y cayó en coma, es un milagro que tenemos que contar y que pudo superar esta enfermedad, ahora tenemos que cuidarla y saber que todos somos vulnerables a este virus”, dijo.


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“Yo les puedo decir que el virus ataca a quien menos pensamos, porque está allí, quizá en el aire o en otras partes, pero no estamos exentos de nada de esto y en cualquier momento podemos contagiarnos”, advirtió para aquellas personas aún incrédulas que siguen su vida con normalidad, desafiando a su suerte.

Narai ahora sale a la calle a realizar sus labores diarias, pero ya sin temor a lo que ocurra en los días próximos, para esta sobreviviente hoy lo importante es que se encuentra con bien y, como se dice coloquialmente: “vivió para contarla”.