En el Congreso del Estado un grupo de mujeres y hombres indígenas presentaron el libro "Milpa de Corazón", y se quejaron de la falta de apoyo del Estado Mexicano al campo de Chiapas, lo que ha llevado a la degradación de los suelos, a la baja productividad, a los altos costos de producción, para la siembra de una hectárea de maíz se requiere una inversión de 10 mil pesos en labores agrícolas e insumos y las ganancias son de dos mil pesos, para lo cual tienen que trabajar durante todo un año, así lo explicó Lusbey Méndez Sántiz, de la comunidad La Independencia del municipio de Huixtán.
En entrevista explica que debido a las condiciones de abandono del campo por parte de las instituciones públicas hay una fuerte migración de indígenas al norte del país y al extranjero, principalmente a los Estados Unidos de América, en busca de trabajo, de mejores condiciones de vida, debido a que en nuestros lugares de origen no lo existe
Hay experiencias de que es posible el éxito en el campo y para ello tomando la experiencia de nuestros abuelos recolectamos semillas, volvemos a las prácticas ancestrales para el resguardo de semillas nativas pero preocupa que en la actualidad se está degradando la tierra por el uso excesivo son que haya rotación de superficies para cultivo, una creciente deforestación que ha cambiado los ciclos de lluvias, ha dejado de ser fértil mucha superficie de tierra que antes era de cultivo, los rendimientos son bajos y solo para autoconsumo.
A pesar de que se anuncia la investigación científica para el beneficio del campo lo que prevalece es el uso de químicos y la pérdida de la fertilidad de los sueños, no hay financiamiento para la producción agrícola, para la siembra ya no se usa el calendario lunar, ya no llueve en la temporada de lluvía, cada campesino ha perdido la relación la tierra con la luna, el ambiente climático atrasa la siembra, baja la producción y baja el volumen de alimentos en el campo y baja la disponibilidad de alimentos sanos en la mesa de los consumidores.
Lee más: Joven escritor presenta libro "Los Pasos de un Mal Orador" en el Congreso del Estado
"Las instituciones públicas y los espacios de gobierno narran una narrativa que cuando llega el campesino se apropian de el y empiezan a pensar en una condición de desfavorecimiento hacia el campesino, a las juventudes del campo no hay atención aunque viven en abundancia y están produciendo su propia alimentación, el gran razonamiento es que trabajamos para comprar nuestro alimento porque no alcanzamos a producir para nuestro propio alimento".
Lusbey Méndez insiste que hay una desconexión de las instituciones públicas con el campo, con los campesinos y las campesinas, con las juventudes del campo, y esa falta de apoyo lo que genera es una desconexión espiritual de las familias campesinas con la tierra, tenemos que entender que nuestro primer territorio es nuestro cuerpo que necesita alimentación sana, de calidad, y que para ello hay que producir alimentos sanos, de calidad y en suficiencia.
Otro es enserio complejo es que no hay una regularización de los costos de producción, se invierte mucho y al final la cosecha vale muy poco, para sembrar una hectárea de maíz se necesita 10 mil pesos y la cosecha vale 12 mil pesos, la ganancia es de dos mil pesos nada más de un trabajo que duró todo un año en el campo, no hay una retribución justa, hay un desgaste físico, económico y la gente a veces se queda sin semilla para la siguiente siembra porque se han quedado sin economía y la vendió para capitalizarse, vivimos bajo el límite de pobreza, explicó.
¡Recibe las noticias a tu WhatsApp! Regístranos y manda la palabra ALTA ⬇️