Pese al decreto de estado de prevención que el gobierno de Guatemala puso en marcha por segunda ocasión el pasado viernes 16 de abril, los pasos fronterizos con México siguen desprotegidos y ninguno de los países implementa acciones concreta en los cruces fronterizos para evitar la propagación del Covid 19.
La medida del gobierno del presidente Alejandro Giammattei, considera que los ciudadanos en territorio guatemalteco deben portar de forma obligatoria el uso de cubrebocas, así como la cancelación de eventos masivos o protestas, en las cuales el Ejército chapín o la Policía Nacional Civil (PNC) tienen facultad para disolverlas e, incluso, arrestar a personas que se nieguen a respetar los lineamientos, que se han repetido como se hizo en 2020.
Pese a esto, los puertos fronterizos colindantes con Chiapas siguen sin tener un solo filtro o control sanitario para detectar posibles casos sospechosos del coronavirus y la nueva cepa que fue detectada en territorio centroamericano.
Esta tarde de domingo, el flujo de personas por minuto es de hasta 35 entre hombres, mujeres y menores de edad, que cruzan a Guatemala provenientes de algunos municipios del sur de Chiapas.
A la inversa, el flujo de personas que salen de México y buscan llegar a Guatemala es igual de sustancioso, con un promedio de hasta 40 personas que ingresan a Centroamérica.
Pero nadie los frena, ni interroga sobre el origen del viaje o destino. Cruzan de manera desmesurada ante el desinterés de las autoridades de ambos países, en una mera simulación de restricciones por la pandemia y el flujo migratorio que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) anunció desde el pasado 19 de marzo.
Se ha cumplido un mes de esta disposición y ni un solo soldado mexicano se le ha visto custodiar el cruce fronterizo, tampoco la Secretaría de Salud Federal tiende un cerco que pueda prevenir que personas contagiadas entren o salgan del país.
Peor aún es que nadie controla los flujos de personas para que utilicen cubrebocas, tengan las medidas de higiene pertinentes o se eviten aglomeraciones durante su recorrido de un lado a otro.
No hay quién contenga al virus, ni al paso de migrantes que es una rutina diaria que deja dividendos a balseros que operan debajo del puente internacional en Talismán.