San Cristóbal de las Casas.- En el Panteón Municipal de San Cristóbal, donde desde el año 1900 reposan los restos de la llamada “bruja” Enedina, famosa curandera a la que aún después de muerta se le atribuyen milagros, existe una tumba peculiar, un mausoleo en forma de lúgubre castillo y cuyo morador es conocido como “El Vampiro de San Cristóbal”.
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La tumba, con diseño de un castillo, con cúpulas se localiza casi a la mitad del cementerio local y por su arquitectura llama la atención de quien visita la zona, muchos de los cuales se preguntan quién está sepultado en tan curioso mausoleo.
De acuerdo a quienes conocen la historia, en esa tumba yacen los restos de un sujeto quien en vida acostumbraba a vestir completamente de negro, mismo que por las noches acostumbraba recorrer las calles de San Cristóbal para asustar a quien se cruzara en su camino o peor, chuparle la sangre, por lo que se ganó el apodo del “Vampiro de San Cristóbal”.
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Aunque el panteonero, quien quiso mantenerse en el anonimato por pena, asegura que no se trata de un vampiro y que la historia es solo un mito que rodea la vida del señor Jorge Juan Zavaleta Ramos, quien era además el propietario del conocido Castillo Zavaleta.
Según se cuenta, Jorge Juan Zavaleta gustaba de los diseños góticos, razón por la que en 1978 inició la construcción de un castillo con ese mismo estilo arquitectónico, el cual edificó sobre la Calle Cascajal en el Barrio de San Diego; el inmueble ocupa 930 metros de construcción, albergando 14 cuartos con baños completos, 5 bodegas, 5 medios baños, cocina, salón, recepción para eventos, estacionamiento como para 20 vehículos y terraza.
A raíz de la construcción del castillo, la gente, que en aquel entonces era muy cerrada y chapada a la antigua, comenzó a difundir la historia de que en ese lugar vivía un vampiro, el cual había reencarnado en la persona de Jorge Juan Zavaleta quien por las noches y a bordo de un carruaje salía a las calles de esta ciudad colonial para asustar a la gente y a “chupar sangre”.
La historia fue cobrando vida a tal grado de que muchas personas, por miedo, salían a las calles incluso cargando cruces para protegerse en caso de tener la mala fortuna de toparse con el llamado “Vampiro de San Cristóbal”. Pese a los rumores, los cuales se hicieron más fuertes en la década de los 80, nunca se comprobaron, pero el mito, la leyenda ahí se quedó.
La leyenda prevalece hasta nuestros días por diversos acontecimientos que la siguen alimentando, como el que aún le prevalecen familiares a Jorge Juan Zavaleta Ramos, quienes nunca ha querido hablar al respecto y además al hecho de que tras la muerte del señor, el inmueble, que había sido habilitado como un hotel fue cerrado porque se dice que espantaban, que se escuchaban voces, gritos y extraños ruidos por las noches.
Verdad o mera ficción, lo cierto que es que tanto la tumba de Zavaleta Ramos como el castillo comparten el mismo diseño y el mismo destino; ambas lucen abandonadas, el mausoleo presenta un severo deterioro, en tanto el castillo está en ruinas y ha sido puesto a la venta; en su puerta hay un letrero de “se vende” y a decir de los vecinos, durante un tiempo la puerta estuvo abierta, por lo que gente ingresaba para robar lo poco que encontraba y hasta fue guarida de indigentes.
Los vecinos no creen que alguien se aventure a comprar el castillo, pues lleva tiempo en el abandono, en tanto la tumba de a Jorge Juan Zavaleta Ramos sigue teniendo visitantes pues la historia que envuelve la vida de este personaje sigue siendo atractiva para quienes gustan de cuentos, leyendas relacionadas con lo paranormal, leyenda que cada día de muertos cobra vida en en el Panteón Municipal de San Cristóbal.