La celebración a la virgen de Candelaria en Tuxtla Chico, año tras año atrae a miles de visitantes. Es la simbiosis entre lo religioso y las costumbres, lo que desde 1994 se ha popularizado junto a este festejo que inicia nueve días antes del 2 de febrero, fecha en la que se celebra a la santísima y que también coincide con los 40 días del Niño Jesús y su presentación a la iglesia.
En Tuxtla Chico, este festejo se ha popularizado por la devoción católica que compiten sanamente en la elaboración de alfombras de aserrín para que sobre ellas pase el anda en el recorrido anual de la santa imagen, lo que atrae a muchas gentes de otros municipios e incluso otros estados y países.
Se dice que la creación de las alfombras lleva más de una semana, pues quienes las elaboran primero compran costales de aserrín en las carpinterías del área y que preferentemente debe ser de pino para luego teñirla con anilina de diferentes colores. Posteriormente, mandan a hacer los moldes en triplay con las figuras que elaborarán y que van desde flores, aves, diversas figuras geométricas o la propia imagen de la Virgen de Candelaria, etc.
Se compran de 2 a 5 costales de aserrín de acuerdo al tamaño de la alfombra, de preferencia que sea de pino, por ser la madera más blanco y así agarra más el tinte del color. Después esa viruta se muele hasta dejarla muy fina.
En el pueblo hay vecinos que el 2 de febrero empiezan a elaborar las alfombras desde temprano, mientras otros lo hacen hasta la tarde para que esté intacta al paso del anda de la virgen.
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Empiezan mojando el pavimento, luego colocan los moldes y las reglas de madera para definir los bordes de la alfombra. Luego agregan el aserrín que va de fondo en la alfombra, se rellenan los moldes hechos previamente.
Después cuidan que la imagen de cada alfombra se mantenga húmeda; utilizando bombas rociadoras manuales, con el pasar de los años y como una ofrenda más a la virgen algunos vecinos complementar la decoración de su alfombra colocan corozo en las orillas de las flores o en las puertas de sus viviendas junto a algunos altares que también sacan a las banquetas de las viviendas.
De acuerdo al cronista de Tuxtla Chico, Armando Parra Lau, estas alfombras se comenzaron a elaborar en el año de 1994 y los primeros en elaborarlas fueron las señoras Lesbia Cruz de Herrera y Gloria Morales de Guzmán, con una alfombra sencilla de flores frente a sus casas. Al año siguiente, se les unieron la mayoría de sus vecinos de la avenida Aldama y para 1996 y 1997, el Ayuntamiento de Tuxtla Chico incentivó a todo el pueblo a sumarse a realizar las alfombras, obsequiando costales de aserrín lo hizo que actualmente se haya convertido en una tradición.
La tradición de las alfombras de aserrín tiene influencia de Guatemala. Y es Tuxtla Chico, el único lugar en Chiapas que hace alfombras de aserrín, misma tradición que se ha vuelto tan famosa como la feria que es visitada por muchas personas de distintos lugares del estado y fuera del país.
Estas alfombras tienen como finalidad servir como tapete para que pase la Virgen; terminando su recorrido son barridas por personal de limpia del Ayuntamiento y los propios vecinos del lugar.