“Muchas veces, de modo sistemático y estructural, vuestros pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, sus culturas y sus tradiciones", lamenta el obispo emérito de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel.
Expone que otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir.
¡Perdón!, perdón hermanos, insiste Arizmendi Esquivel, dirigiéndose a los pueblos originarios. Y agrega: el mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita a ustedes”, Pidamos perdón también por nuestros pecados presentes, que son los que dependen de nosotros.
En vez de seguir atropellando y discriminando a los pueblos originarios, démosles el lugar que Dios mismo les ha dado, convoca monseñor Felipe Arizmendi.
El presidente de nuestro país -Andrés Manuel López Obrador- en un gesto populista y desconociendo la historia reciente, ha pedido que el gobierno español y el Papa Francisco pidan perdón por los abusos, crímenes y atropellos contra los pueblos originarios, con ocasión de que, en 2021, se cumplirán 500 años de la conquista de la antigua Tenochtitlan, hoy Ciudad de México.
España ya le contestó, y nuestra Iglesia en varias ocasiones, sobre todo en torno al año 1992, lo ha hecho, responde el obispo y puntualiza: No hay que hablar sin tener datos concretos. No es más sabio, justo y prudente quien mucho habla y ataca, pues el control de la lengua es el principio de la sabiduría, puntualiza.
Advierte que no tener en cuenta la historia, pasada y reciente, nos puede llevar a emitir juicios no siempre acertados. Por ello, reiteró, hay que tomar en cuenta las ocasiones en que la Iglesia ya ha pedido perdón, el Papa San Juan Pablo II, en Santo Domingo, República Dominicana, el 12 de octubre de 1992; el Papa Benedicto XVI, el 16 de mayo del 2007 y el Papa Francisco en Bolivia el 9 de julio del 2015.
"Hay que reconocer con toda verdad los abusos cometidos debido a la falta de amor de aquellas personas que no supieron ver en los indígenas a hermanos e hijos del mismo Padre Dios. El mundo siempre tiene necesidad del perdón y de la reconciliación entre las personas y los pueblos. Solamente sobre estos fundamentos se podrá construir una sociedad más justa y fraterna”.
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