Oaxaca.- A la vista de todos, de esa manera 56 niñosindígenas eran explotados en calles de Oaxaca. Humillados por suscaptores, eran obligados a pedir limosnas, vender chicles yproductos o aprender una rutina que en ocasiones ponía en riesgosu salud.
Mientras la mayoría de los niños en Oaxaca sedespierta para tomar un desayuno e ir a la escuela, estos pequeñosoriginarios de Chiapas iniciaban una jornada laboral con losprimeros rayos de sol, desde un crucero o calle concurrida.
Deambulaban sucios, mal comidos, mal dormidos y ensituación carente de toda atención; sufrían de acuerdo con laFiscalía General del Estado de Oaxaca, de esclavitud, por un grupode por lo menos 11 personas.
Los captores aprovechando la condición indígena delos menores, bajo engaños y después amenazas fueron sacados de sunatal Chiapas, y trasladados a Santa María Atzompa, un municipioaledaño a la capital de Oaxaca.
Con golpes y en condiciones deplorables eran llevadosen los cruceros y durante el día eran vigilados por sus captores,debían a las 8 de la noche entregar cuentas de lo que vendían oen su caso de lo que por lástima recibían de limosna.
Las mujeres eran obligadas a cargar en sus espaldas aniños, los jóvenes eran obligados a vigilar también a lospequeños, y así transcurría su vida.