Con una oración prologada de los mayordomos y sacristanes al pie de las tumbas, es como inicia el pueblo maya tzotzil de Zinacantán, Chiapas, la convivencia espiritual con las almas de sus ancestros.
En entrevista Mariano de Jesús Hernández Pérez, habitante de Zinacantán y estudioso de la cultura, señaló que durante los dos primeros días de noviembre los pobladores acuden al panteón por casi ocho horas, adornan las lápidas con las mejores flores de la cosecha, colocan sobre ella la hoja del árbol de pino o también conocida como funcia para cobijar a quienes se adelantaron en el camino.
“Aquí en el pueblo tzotzil año con año lo esperamos con mucho gusto, con alegría, porque desde nuestra forma de ver y entender el mundo tzotzil, pues entendemos que sí existe una muerte, que es digamos la parte que nuestro cuerpo fallece, pero pasamos a otra vida que es el mundo de las almas (…) Entonces se pasa a otro mundo donde se convive con los que ya también ya se adelantaron”, explicó.
A diferencia de otros pueblos indígenas, el poblador indicó que los preparativos inician ocho días antes de la celebración, de tal forma que exactamente el primero de noviembre durante la madrugada colocan las ofrendas y las flores, para así dar la bienvenida a sus seres queridos, aseguró Juana Pérez Hernández, artesana de oficio y originaria de Zinacantán.
“Lo que son típicas en la bebida es el atol agrio y la comida es carne ahumada (…) Lo ponemos todo ahí alrededor del fogón y se ahuma, ya cuando está seco, así como ahorita y se lava perfectamente bien con agua caliente, lo pones a cocer, le ponemos cilantro, hierbabuena, repollo, tomate, chile de árbol, chile seco y ya lo ponemos así”, señala.
Agregó la pobladora que en su familia ella es la encargada de realizar los alimentos, por ello desde el 30 de octubre comienza a remojar el maíz para luego moler en metate y hacer una masa con la que se elabora el atole tradicional.
“Lo que son típicas en la bebida es el atol agrio y las frutas es lo que nos enseñaron desde niña, desde chico, que nos acostumbran los antepasados, que hay que poner toda la fruta que tenemos aquí en el altar, es la que así nos dejaron (…) Tenemos lo que es naranja, lima, mandarina, manzana, plátano y también el elote hervido, caña”, argumentó.
Será este domingo que el panteón que luce lleno de flores continúe con la celebración, pues es el último día donde despiden nuevamente a sus seres queridos para reencontrarse el próximo año.
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