La corrupción que impera en el sector agrícola y ganadero en detrimento de este sector productivo ha aumentado considerablemente en el último año; tanto en el Soconusco como en la zona Norte y Sierra de Chiapas, la denuncia de los productores ganaderos sobre la clonación de aretes se pone de manifiesto.
Además del tráfico ilegal de reses procedentes de Centroamérica, y que se logra comercializar en Chiapas, Campeche y Tabasco también existe un mercado negro de aretes, que oficialmente entrega el Sistema Nacional de Identificación Individual del Ganado (SINIIGA), que pertenece a la Secretaría de Desarrollo Rural (SADER), mediante un pago simbólico de 30 pesos.
En representación de una organización ganadera, Pedro Arturo Muñoz López, mencionó que una de las denuncias más sentidas de los ganaderos es la corrupción que se manifiesta a través de la reventa y clonación de aretes de ganado, los cuales son revendidos en 500 pesos.
Precisó que cuando los ganaderos pretenden vender su ganado, no lo pueden hacer porque el arete no corresponde al rancho al que pertenecen, de esta forma, las instituciones de gobierno están incurriendo en omisión o están siendo partícipes de la corrupción.
En teoría, los aretes que se colocan en las orejas del ganado permiten conocer el origen del animal, acceder a todos los mercados nacionales e internacionales y contar con todos los programas de apoyo.
Comentó que es posible que los aretes son clonados y reutilizados, luego del sacrificio de los animales, por lo que pidió la intervención de las autoridades estatales para atender esta denuncia de los productores ganaderos.
Muñoz López añadió que con el ex secretario general de gobierno, nunca pudieron tener un diálogo directo para exponer esta problemática, sin embargo, mencionó que afortunadamente con la nueva secretaria de gobierno, Cecilia Flores se ha retomado el tema satisfactoriamente.
Según datos de la SADER, con los aretes, el ganado tiene movilidad en todo el territorio mexicano, pero los ganaderos denuncian que aretes son clonados y reutilizados, luego de que el ganado es sacrificado en algún rastro. Cada arete se vende en 500 pesos y los contrabandistas de ganado pagan esa cantidad porque les reditúa enormes ganancias.