Huixtla.- Se han cumplido 15 años, tras el paso del catástrofe del huracán Stan, y aun familias que quedaron fuera de los programas sociales y viviendas, hoy siguen viviendo en casitas de lámina y cartón en márgenes de las vías del ferrocarril, donde además se refleja la pobreza extrema, y debido a que prácticamente están de manera irregular, carecen de servicios públicos, únicamente están registrados ante Comisión Federal de Electricidad (CFE).
En este sentido, familias que hoy están posesionadas en márgenes de las vías del tren, frente a la colonia, El Relicario, de esta localidad, mencionaron que en esta franja, hay gente que tenían sus viviendas en colonias desaparecidas aquel martes negro, 4 de octubre del 2005, tras desaparecer las colonias, Mi Granja, La Florida, Playa Bonita, Chamisal, El Paraíso, Fonhapo, parte de los barrios, San Francisco de Asís, Barrio Santa Cruz, y la llamada avenida Nicolás Bravo, aunado a las inundación de muchas calles cerca del río Huixtla.
Después del desastre ocasionado por el huracán, que registró severas afectaciones en al menos 41 municipios de Chiapas, la Costa, sector severamente colapsado, puentes de la costera derivados, al igual que la red ferroviaria, comenzó a llegar la ayuda de gobierno, incluyendo programa de vivienda, las llamadas, Vida Mejor.
Ante esto, informaron que las familias que hoy habitan en este lugar de las vías, fueron parte de las muchas que quedaron sin viviendas, y líderes de colonias, beneficiaron a otras personas que no fueron afectadas, y de ahí no les quedó otra alternativa que buscar donde vivir, ya que las rentas estaban elevados sus costos.
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La señora, Laura Ramírez, informó que ella siempre vivió en Chamisal, y sufrió el desastre de 1998, y con Stan, fueron dos experiencias catástrofe, y hoy desde 15 años vive en este sector, donde no tienen servicios sanitarios, son apoyadas con agua entubada de la red de El Relicario, afortunadamente han logrado contratos con Comisión Federal de Electricidad (CFE), pero ya no han sido beneficiados con demás servicios públicos, ya que son viviendas que ciertamente están de manera irregular.
Agregó que ningún nivel de gobierno los visita, y aquí hay gente que requiere y necesita de una casa digna, al tiempo de mencionar que dejan en claro que no son invasores, solo que no tiene donde vivir, son familias de bajo recursos, y viven con el temor que la empresa ferroviaria, en cualquier momento pueda requerir que desalojen el área, además sus hijos viven con el miedo cuando ven y escuchar pasar el tren.