Este martes 2 de febrero Día de la Candelaria, concluye la temporada para sentar al niño Dios determinada por la iglesia católica, sin embargo esta tradición milenaria se vio afectada también en este año por la difícil situación económica por la que atraviesan las familias de la región.
Marcelino Morales Balderas, comerciante de ropones desde hacer más de 40 años en Tapachula, afirmó que las ventas en esta temporada fueron bajas en comparación a años anteriores de la pandemia del Covid-19, ya que apenas alcanzaron el 60 por ciento.
Dijo que el negocio de vestir niños ya no es tan bueno, y no porque la gente se haya cambiado de religión, sino porque la situación económica es complicada, pues las familias argumentan que no hay dinero.
Señaló que la crisis económica que enfrentan las familias ha derivado que esta tradición importante en la fe católica vaya desapareciendo, afectado a los comerciantes que por años se han dedicado a vestir al Niño Dios.
Detalló que antes de la pandemia llegaban a vestir más de 100 Niño Dios, pero ahora apenas logró vestir a aproximadamente 60, situación que no ha sido tan positiva para quienes por años se han dedicado a comercializar ropones.
“El argumento primordial es la crisis económica, por lo que muchos han preferido dejar a un lado esta tradición y gastar el dinero en otras cosas, la gente ya no hace las sentadas de Niño Dios como antes, anteriormente, hasta de tres o cuatro niños por cliente traían a vestir y querían comprarles los mejores atuendos, ahora siempre vienen preguntando por lo más económico", abundó.
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Detalló que ante la pandemia del Covid-19, hubo mucha demanda del Niño Doctor, Niño médico cirujano, Niño Pediatra, Juan Diego, San Judas Tadeo, Divino Niño, Sagrado Corazón de Jesús, entre otros.
En un recorrido realizado por Diario del Sur en los mercados y tianguis ubicado en el malecón del río Coatán se pudo observar a muy pocas personas realizando el gasto para vestir al niño Dios.
Doña Virginia Rodas, indicó que ante la difícil situación económica muchas personas han optado por no hacer la fiesta tradicional, únicamente visten al Niño Dios con ropa sencilla y es entre la misma familia que participan en la sentada popular.
"Ya no se hacen las grandes fiestas de antes, ahora uno mismo ahí en la casa de manera sencilla viste al niñito y lo sienta, nada más para cumplir con nuestra fe católica, pero eso de celebrar aunque uno quiera no se puede; qué más quisiéramos, pero la situación está muy dura", acotó.