Copoya, un pueblo que crece entre arte, tradición y urbanización

Un lugar lleno de cultura y tradción que podemos encontrar yendo hacia el sur de la ciudad capital

Isaí López / El Heraldo de Chiapas

  · sábado 9 de noviembre de 2024

Calles de Copoya y sus diversas viviendas en su alrededor / Foto: Isaí López / El Heraldo de Chiapas

Copoya es una localidad ubicada al sur de Tuxtla Gutiérrez, en la cima del cerro Mactumactzá, uno de los principales ejidos, se llega a 10 minutos desde el libramiento sur por la carretera que comunica a Suchiapa, se asienta a 800 metros sobre el nivel del mar.

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El fundo legal de Copoya fue creado por decreto del Congreso del Estado el 2 de octubre de 1892, cuenta con calles empedradas, calles pavimentadas y por supuesto calles de tierra, se puede ver muchas casas tradicionales de paredes de adobe, techumbre de madera, tejas de barro, aunque buena parte de esta arquitectura tiende a desaparecer por la estructura de concreto.

A finales de los 90 con la introducción de la telefonía, del sistema de drenaje y agua potable, se incrementó el número de construcciones, aumentó la llegada de habitantes de Tuxtla Gutiérrez y otros lugares del estado, hasta el 2020 tenía una población de 8 mil habitantes, se considera que en la actualidad ya supera los 10 mil.

El 25 de noviembre del 2002 la Diócesis de Tuxtla Gutiérrez crea la parroquia Nuestra Señora de Candelaria, los habitantes de la localidad han dejado de cultivar maíz en grandes extensiones como en el pasado, la mancha urbana ha crecido hasta colindar con la localidad El Jobo, mientras que sus calles empedradas y pavimentadas cada vez son más, así lo cuenta don Gerónimo Velázquez Escobar, que da cuenta cómo ha ido cambiando el rostro hacia la modernidad y descendiendo la producción de maíz.

Sus grandes fiestas están relacionadas con las imágenes del Rosario y Candelaria, la danza del yomoetzé y napapoketzé, se ha agregado la presencia de parachicos y chiapanecas, para sus festividades las imágenes recorren las doce capillas que conforman la parroquia Nuestra Señora de Candelaria, así como el Convengo Franciscano Nuestra Señora del Refugio.

El colectivo Tomate con la colaboración de Comex, realizó en enero del 2017 un total de 29 murales en casas particulares de calles que dan acceso al monumento del Glorioso Cristo de Chiapas, comienzan en la primera calle oriente entre primera y segunda norte de la localidad de Copoya, la primera casa que da cuenta del trabajo colectivo es la número 239 y tiene de fondo la Cruz del Glorioso Cristo de Chiapas, que se aprecia arriba del techo de la vivienda.

En la esquina que lo confirman la primera oriente y segunda norte una casa deshabitada, construida de adobe que ocupó el matrimonio llegados de la Ciudad de México ya fallecidos de don Ricardo García Robles y doña Sofía Santa María García, es de adobe, una de las antiguas del poblado, muestra en sus paredes un búho en medio de ranas y hojas verdes, especie que admiraba y gustaba a doña Sofía.

En la segunda norte entre primera oriente y calle central se muestra la imagen de una dama del lugar, el ramillete, el ramillete que es una flor costurada que se elabora en las festividades de las imágenes, es costurada a base del tallo de la planta de Palenque, hoja del árbol de mango, flor de mayo y otras flores, la imagen del Parachico que porta la montera, en sus manos la máscara de madera, el chal de colores, en chinchín o la sonaja en la mano.

Sus murales se encuentran en viviendas que muestran un rostro atractivo, que recuerdan la historia del pueblo asentado en el cerro, algunos murales se han averiado por la reparación de algunas casas, las calles son empedradas y en las banquetas existen bancas para que los paseantes degusten el atractivo del sitio.

Don Abel Velázquez Escobar, cuenta que Copoya destacó en la producción de maíz, frijol, calabaza, leña, la gente cocinaba en fogón con leña, mientras que el maíz se desgranaba en arenero que su padre Alberto Velázquez elaboraba, una obra de arte, mientras que en la actualidad al pueblo lo invadieron las tortillerías, en el mejor de los casos quienes cultivaban cinco hectáreas de maíz ahora solo una o menos, ya no hay frijol en volumen en el pueblo.

Don Abel Velázquez dice que le tocó vivir en casa de bajareque, en cama de varilla, traían agua a la casa desde lejos, medio kilómetro, allá en el barrio Llano del Tigre, su abuelo Marcelino Velázquez Jamangapé les heredó la casa donde actualmente vive con su familia, y ahora el pueblo ha ido cambiando, cada vez hay más calles pavimentadas y empedradas, la vida económica es mejor ahora.

Mientras que don José Adrián Jiménez Gutiérrez, otro nativo de Copoya, cuenta que en poco más de tres décadas el pueblo creció de manera acelerada, la mancha urbana que llegaba a la segunda sur ahora es el centro, el pueblo aumentó su zona urbana hacia la colindancia con El Jobo y La Represa, ahora otra localidad con el nombre de Villa San José, uno de los beneficios han sido las calles empedradas y pavimentadas.

El acceso al Glorioso Cristo de Chiapas es por las calles empedradas, el monumento se ubica en el cerro Mactumactzá, en Tuxtla Gutiérrez, es una obra artística monumental que se inició en 1997 y que ha transcurrido muchos años en preparación y construcción, su ubicación, su altura de 64 metros que tiene un peso de 118 toneladas.

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