En comunidades enclavadas en la zona alta de Tapachula, las vivencias de terror y espanto son constante entre los habitantes, quienes no solo han visto sino también han tenido un contacto cercano seres sobrenaturales.
Tal es caso de don Alfredo, un campesino de la comunidad de la Ceiba, ubicada en la zona cafetalera, quien narró su experiencia tenebrosa con la mismísima "Malora", que lo dejó marcado por el resto de su vida.
Contó qué hace aproximadamente 2 años se dirigió como de costumbre a realizar las labores culturales de su terreno, pero en esa ocasión iba alcoholizado, ya que llevaba un par de días bebiendo, y esa vez no solo lo vio sino también tuvo contacto con este ser sobrenatural.
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Dijo que eran alrededor de las 12 del medio día cuando se encontraba descansando bajo la sombra de un árbol de Primavera, cuando vio que por uno de los caminos de extravío que atraviesan su terreno iba pasando una mujer de bello semblante.
"Era una mujer joven, muy bonita, recuerdo que tenía el cabello largo y su vestido era blanco, cuando me habló y me preguntó que si la colonia estaba cerca, ya que no era de la zona y estaba perdida", abundó.
Afirmó que el se paró y se acercó para enseñarle a la mujer por dónde debía caminar para llegar a la colonia, cuando la mujer comenzó a acariciarle la espalda y le dijo que si se animaba a tener relaciones con ella.
Don Alfredo señaló que de manera extraña su cuerpo comenzó a pesarse, sintió como si cargaba plomo sobre sus hombros, al grado de no poder moverse.
"Fue una sensación muy extraña, no podía moverme, fue cuando la mujer comenzó a despojarme de mi ropa y me abrazó, fue ahí cuando invoqué el nombre de Dios, porque sabía que no era cosa buena lo que estaba pasando", acotó.
Detalló que al instante la mujer desapareció y dejó de sentir su cuerpo pesado, sin embargo, estaba abrazado de un árbol desnudo, en medio de su terreno.
Indicó que buscó su ropa y no la encontró, por lo que tuvo que cubrirse con hojas de plátano para irse a su casa y cuando llegó nadie de su familia creyó su versión, al contrario solo fue el hazmerreír.
"Nadie de mi familia creyó en lo que yo había pasado, sin embargo, comenzaron a contar mi experiencia con los vecinos, y desde ahí mis amigos me llaman "La Malora", la verdad que a principio fue vergonzoso, pero solo yo sé que fue algo real el contacto que tuve con este ser sobrenatural", abundó.