Los lamentos de la llorona le quienes el sueño a los vecinos del panteón Jardín de Tapachula todas las noches, esto, cuando el reloj marca las 00:00 horas.
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Los llantos de ultratumba al principio general mucho miedo entre niños y personas adultas y ponía la piel chinita de quien los escuchaba, pero con el paso del tiempo se fueron acostumbrando a este sonidos terroríficos.
Antelmo Osorio, vecino del panteón jardín dice que lo único que lo separa del panteón Jardín es una barda, contó para Diario de Sur su encuentro con esta leyenda de terror.
“Un día estaba llegado a mi casa cerca de las tres de la mañana del trabajo, de pronto sentí un escalofrío sobre mi espalda, volteé de inmediato y no vi nada, pero cuando regrese la mirada ella estaba frente a mi”, expresó.
Con la voz un poco nervioso, el señor Antelmo, detalló que lo único que pudo ver fue la silueta de una mujer que se le hizo guapa, pero que así como apareció, en un cerrar de ojos ya no estaba frente a él y no que recuerda escuchar lamentos que se alejan entre oscuras del Campo Santo.
Aseguró que mucha gente no cree en lo sobrenatural y él era una de esas personas hasta toparse de frente con la Llorona que recorre las calles del panteón.
El señor, Jorge Alvarado, otro de los vecinos del panteón, platicó como es su experiencia al vivir a un costa de un cementerio, todas las noches se escuchan murmullos y hasta risas de niños a altas horas de la noche.
“Yo he escuchado silbidos que proviene del panteón y hasta como si estuvieran quebrando piñatas varios niños, pero cuando me he asomado no hay absolutamente nadie y lo único que haga es persignarme”, abundó.
En el panteón se escuchan que hablan y por más que busques a alguien no encuentras a nadie en este lugar y mucho menos se entiende lo que dicen entre murmullos.
“En una ocasión escuche voces de auxilio y me metí al panteón a ver si era alguien, pero no encontré a nadie y cuando me día cuenta ya estaba solo entre las tumbas y la oscuridad”, externó
En otros panteones de la región se escuchen historias de miedo como la cocha enfrenada, en Cacahoatán, El Sombrerón en Tuxtla Chico, El cadejo en Unión Juárez o El Zipe en Huixtla, entre otras.