Eduardo "N" de 28 años de edad, es originario del municipio de Tila, en la zona ch'ol del norte de Chiapas. Salió de su pueblo a los 18 años de edad y vivió varios años con su familia en la Ciudad de México; tras diez años de éxito, género ahorros, hizo su patrimonio y ya con familia tomó la decisión de cambiar de domicilio.
Regresó a su pueblo natal hace dos años, estableció una empresa en donde atendía a su pueblo, sin imaginarse que después del éxito con su negocio hoy se ha quedado sin patrimonio por la violencia causada por dos grupos armados que se disputan el control del territorio.
Desde el refugio en el municipio de Yajalón clama por la seguridad, la protección y la vida de sus habitantes. “Es lamentable la situación que estamos viviendo en Tila, la verdad es muy triste, no tenemos apoyo del gobierno en sus tres niveles, queremos la aplicación del Estado de Derecho por todas las violaciones que hemos sufrido, los comercios perdimos todo, empleos, recursos económicos, sufrimos abusos psicológicos y físicos y ahora nos están pidiendo a través de la Secretaría de Protección Civil que regresemos a nuestros hogares que ya todo va a volver a la normalidad”, sostuvo.
Vía telefónica desde el refugio de los desplazados de Tila en la cabecera municipal de Yajalón, Eduardo dijo que a través de la Secretaría de Protección Civil les han pedido que regresen a sus hogares "pero nadie nos garantiza la seguridad y la paz si los asesinos andan sueltos; ni siquiera los han atrapado, no los han agarrado, no han levantado órdenes de aprehensión. Nosotros corremos peligro, ellos nos amenazaron de muerte, amenazaron con acabar con nuestros negocios, los comerciantes somos gente trabajadora, amenazan a nuestra familia y los resultados han sido caóticos con todo lo que están haciendo".
Comentó que no se sabe quién dio la orden a Protección Civil para pedirles que regresen a sus casas, solo les responden que los altos mandos. Agrega que nadie ha querido venir a dar la cara, ninguna autoridad y el presidente municipal de Tila Limberg Gutiérrez Gómez no los ha apoyado.
Aseguró que es el presidente municipal de Yajalón el que ha respaldado a los desplazados; pues hay personas que se pueden sostener aún, pero hay quienes no, hay quienes no pudieron sacar nada. Resalta que hasta ahora han tenido la vida de la gente solidaria con comida, incluso con despensas, pero el gobierno no nos ha dado la cara, mientras que niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos no tienen garantizada su vida.
“Pedimos una mesa de diálogo, seguridad, retorno en condiciones dignas, queremos nuestros servicios básicos de seguridad, salud, queremos ayuda alimentaria y queremos una base de operación mixta para el municipio de Tila. Los agresores despojaron a militares de armas y uniformes y los usaron para violentar a la gente”, añadió desde el exilio en la cabecera municipal de Yajalón.
Eduardo insiste que el escenario es muy complejo, se acababa de celebrar en el pueblo de Tila el Corpus Christi y reconoce que entiende poco de lo que está pasando. Él regresó hace poco a su pueblo y se encontró con esta situación “tan penosa”. Se tuvo que indagar un poco de lo que estaba pasando ya que cuando salió de su pueblo a los 18 años de edad no era la misma situación, aunque los ejidatarios ya tenían pleitos por tierras, pero los que ahora disputan las tierras no son del municipio sino de anexos afuera del pueblo, además de que no saben cuáles son las intenciones de los gobiernos que están coludidos.
“Tila es un desierto, un pueblo fantasma, no tenemos servicio de recolección de basura, no tenemos seguridad, estamos en el abandono, la gente salió, el pueblo sin gente, hay gente que ya no se acerca al pueblo por el miedo. El pueblo es fantasma, la fiesta del Señor de Tila en enero ya no se celebró igual, el turismo religioso se ha acabado, hace muchos años llegaban miles de comerciantes, los que llegaron ahora fueron corridos en medio de la violencia. La Semana Santa tampoco se celebró, el futuro es incierto, queremos ser escuchados”, recalcó.
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Expresó que no hay orden de cateo, no hay persecución de delitos, es un terror lo que se vive; los agresores siguen libres, mucha gente ya no va a regresar, va a cambiar de domicilio, por lo menos -consideró- llevan diez años de intenso conflicto pero los gobiernos lo han dejado crecer, ahora se han armado y se han organizado. Lamentó que a ellos les mataron familias, amigos, vecinos y lo que quieren es que se atiendan a los que están sufriendo.
En Petalcingo y en Yajalón se contabilizan unos cinco mil desplazados, pero hay otros refugios en Salto de Agua, en Ocosingo, en Sabanilla, Tumba, finalizó el ex comerciante.
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