En el municipio de San Fernando miles de mujeres entre jóvenes, niñas y de la tercera edad salen a recorrer las calles del pueblo, esto en honor a la Virgen de Candelaria, la cual empieza desde el día 1 de febrero y concluye este 3 del mismo mes en donde se dirigen hasta el anochecer a la casa de la puntera (mujer al mando) para concluir la fiesta.
Durante tres días, las Candelarias han vivido una intensa rutina marcada por la devoción y la tradición, celebrando en honor a la Virgen de Candelaria. Desde muy temprano, se reúnen en la casa de la puntera, dando inicio a un ritual que combina la espiritualidad con la alegría festiva.
El día comienza con una visita a la Ermita de Candelaria, donde las Candelarias asisten a misa para expresar su gratitud a la Virgen. Acto seguido, llevan a cabo el primer baile del día en el atrio de este emblemático lugar, marcando el inicio de una jornada llena de celebraciones.
Posteriormente, las Candelarias emprenden una caminata hacia la parroquia, donde dan gracias en la Iglesia de San Fernando, el patrón del pueblo. Aquí, realizan su segundo baile en la explanada del Parque Central, llenando el entorno con la música y la danza que caracterizan esta festividad.
De acuerdo a la historia esta festividad tiene al menos más de un siglo, en donde en esta día de acuerdo a la religión católica el Niño Jesús cumple 40 días de nacido y es llevado a presentar a la iglesia, es por ello que en aquel tiempo mujeres se dirigían a la ermita para presentar a sus hijos y la virgen los llenará de salud y prosperidad surgiendo la danza de mujeres zoques.
Es por ello que hay mujeres en esta fiesta que van cargando a niños, esto como una representación de la Virgen de Candelaria que a un lado lleva a su Niño Jesús presentándolo en la iglesia. El Grupo está dividido por mujeres jóvenes y mujeres adultas cada una tiene una puntera, en el de las adultas es la mujer de más años y en las jóvenes es designada a votación, estas punteras se distinguen por portar en su sombrero una corona.
Verónica Nucamendi Arevalo pertenece a una de las familias más conocidas en San Fernando, su abuela fue una de las fundadoras de esta tradición, desde muy pequeña salía a las calles, la cual durante su adolescencia la suspendió, y dos años antes de pandemia lo volvió a retomar poniendo en alto el legado que su familia tiene.
Nucamendi explicó que "la puntera" lleva el mando del grupo quien arranca el baile y la que las dirige, así como el de la puntera joven que se elige y "la punterita" que pertenece al grupo de niñas. La maestra Tere Chacón es una de las punteras, quien consigo trae cargando a un Niño Jesús de madera, ella explicó que se está tratando de rescatar las tradiciones de portar el traje coml se debe.
El cual consta de una falda larga cuadriculada llamada Nagüilla, que actualmente puede ser de colores, en la pretina prensado un paleacate, así como collares que adornar su cuello, un reboso, listones y un sombrero de charro, cabe mencionar que los listones que adornan en su cabello significa el cabello de la virgen. Otro de los datos que mencionó Chacón es que únicamente las señoras mayores cargan al niño, en significado que ya son madres el resto únicamente las acompaña.
La celebración continúa con un recorrido por la cabecera municipal, visitando las casas de las familias que poseen una imagen de la Virgen de Candelaria, o a aquellas que han extendido una cordial invitación. La comunidad se une en un espíritu de comunidad y celebración, compartiendo la devoción a la Virgen.
En la plaza central, el baile toma diferentes formas, ya sea acompañado por una banda o mediante el ritmo de tambor y carrizo. Las Candelarias, organizadas en círculos concéntricos, danzan en dirección contraria, creando un espectáculo visual y sonoro que resalta la riqueza cultural de la tradición.
La jornada culmina en una de las casas de la puntera, donde la marimba y la comida son protagonistas, marcando el final de un día lleno de celebraciones. Finalmente, las Candelarias se dirigen a la ermita de Candelaria para expresar su agradecimiento y concluir los tres días de fiesta con un acto de devoción y gratitud. Este evento anual no solo refleja la riqueza de las tradiciones locales, sino también la conexión espiritual y comunitaria que caracteriza a San Fernando.
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