San Cristóbal de las Casas.- Previo al día de muertos, varios habitantes de municipios de la región altos de Chiapas, se trasladaron a la ciudad de México para representar a Chiapas, demostrando los altares que año con año preparan en cada comunidad para recordar sus muertos, donde cada altar colocan: calabazas, atol agrio, chayotes, aguardiente, agua, comida, según sus tradiciones el espíritu de los muertos bajan a comer, y para adornar los altares fueron colocados flores de Cempasúchil, Rosas, velas y veladoras encendidas.
Lee más: ¡A correr! Realizarán carrera nocturna de disfraces en San Cristóbal
Señalaron que esta celebración de todos santos, es una tradición milenaria en los pueblos y comunidades de Chiapas y que en las ofrendas son colocadas; el atol agrio, el pinole, el café chiapaneco, las comidas de carne ahumada, pollo de rancho, tamales tradicionales, además de las flores, la juncia, las palmas, el incienso, las velas y veladoras, y sin faltar el pox o aguardiente en honor a los fieles difuntos, es ofrecido junto con los alimentos que constituye parte principal de esta celebración.
Como parte de un intercambio cultural, el Centro Estatal de Lenguas, Arte y Literatura Indígenas (Celali) participaron en la ciudad de México en una muestra de altar de muertos que fue organizado por la Secretaría de Cultura, en esta muestra se realizó un altar de muertos de los pueblos tseltales de Chiapas; Chanal, Oxchuc, Tenejapa, San Juan Cancuc, Altamirano, Amatenango del Valle, Las Rosas, Huixtán, Sitalá, Chilón, Ocosingo y Tila.
“El fin de esta muestra es mostrar la riqueza cultural y cosmogónica que aún son propia de los pueblos de Chiapas, en especial los tzeltales que mantienen una estrecha relación con el calendario maya que la celebración del “K’IN SANTO- K’IN CH’ULELAL”; inicia con el mes Pom o sea semanas antes del día primero de noviembre con los preparativos y las ceremonias bajo una perspectiva de compartir una relación entre los vivos y los muertos, acompañado de todo un ritual desde orar por las almas, visita a los familiares, recorrido en los panteones y la ofrenda en los altares en cada uno de los hogares”, señalaron el grupo de indígenas participantes.
Señalaron que esta tradición es heredada por los mayas que perdura hasta nuestros días, implica dolor y alegría, desde los preparativos con anticipación a la celebración; desde la puesta de altar en las casas, visita a la iglesia y al panteón para rezar y acompañar a las almas con música tradicional.
Finalmente, dijeron que en la muestra de altares se instaló una tumba que represente el campo santo o panteón donde también se puso frutas, velas, veladoras, flores y juncia. Después en una mesa se colocaron las ofrendas propias de los pueblos tzeltales como la comida tradicional; caldo de pollo de rancho, carne ahumada, tortilla hecha a mano, frutas, bebidas como el pox, atol agrio, tamales, pinole, pozol, café y pan. Adornado con flor de muerto o cempasúchil, palma y juncia, posteriormente fueron sahumados con el incienso para purificar la ofrenda.